Zapatero califica la relación con Caracas de "intensa y positiva"

La estancia de ayer en Madrid del presidente venezolano, Hugo Chávez, que hará una breve escala cuando concluya su gira actual para saludar a los Reyes, en viaje a EE UU, expresa la voluntad del Gobierno español de mantener "una relación intensa y positiva" con Venezuela, según afirmó en rueda de prensa el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.

Poco más pudo decir el presidente Zapatero durante el prolongado encuentro con los periodistas, debido, por un lado, a su decisión de no comentar las declaraciones del ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, sobre la actuación del ex jefe del Ejecutivo José María Aznar durante el golpe fallido contra Chávez. Pero el principal obstáculo a su intervención fue la locuacidad incontenible del líder venezolano.

Chávez había propuesto hacer un discurso de cerca de media hora al comienzo de la rueda de prensa, y los organizadores del acto en La Moncloa tuvieron que hacerles ver a sus homólogos venezolanos que tal modo de explayarse no se compadecía con el objeto del encuentro. El huésped de la jornada no tuvo, sin embargo, mayores problemas para que sus palabras fluyeran sin constricciones, aprovechando, con oportunidad o sin ella, los vericuetos de las preguntas que se le hicieron.

Así, citó Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez, dos veces Los Miserables de Víctor Hugo y hasta el Quijote, para ilustrar una oratoria que abrió con el elogio a España, como país anfitrión de esta "primera visita de la que llamamos la nueva etapa [de Venezuela], tras un intento de desestabilización del que salimos reforzados por un referéndum sin precedentes en el que se preguntó a los ciudadanos si querían que se fuera Chávez, y el 60% de ellos respondieron que no".

"He venido a España varias veces", añadió, "pero ninguna visita fue como ésta". "Creo que he aprendido más sobre España en estas pocas que en los 50 años de mi vida", dijo también, y se refirió a Toledo como "cuna de la nación, ¡qué maravilla!", porque a la mañana fue allí a entrevistarse con el ministro de Defensa, José Bono. Zapatero dijo que se habían cerrado acuerdos de cooperación militar, pero nadie los precisó luego.

"Y qué oportuna la llegada de mi compadre, mi amigo, mi colega Zapatero", señaló luego, deshaciéndose en elogios de un anfitrión que, como la del brasileño Luiz Inázio Lula da Silva, puntualizó, le hizo sentirse "menos solo" en un mundo dominado por un neoliberalismo que "se olvida de los pobres, de los trabajadores" y sólo traduce "el poder de las corporaciones".

Tras detallar los logros de su Gobierno, incluido "el plan Simoncito Bolívar" para la enseñanza de niños de 1 a 6 años, y los programas de formación de adultos y ancianos, Chávez concluyó que "todo proyecto necesita un pensamiento", aunque declinó por "modestia" convertirse en líder ideológico.

Añadió el líder venezolano que la Internacional Demócrata Revolucionaria de que ha hablado en Madrid es poco más que una figura retórica y expresó su deseo de acercarse a la Internacional Socialista.

En ese contexto, el presidente del Gobierno español se limitó a precisar tres objetivos que considera esenciales para la sociedad internacional: un modelo de paz, una seguridad compartida y la extensión de la democracia social.