La policía no halla rastro de ETA tras ocho meses de investigación de los atentados del 11-M
El seguimiento de teléfonos, huellas, dinamita, personas, coches y pisos sólo conduce a islamistas
El último informe actualizado de la Unidad Central de Inteligencia del Cuerpo Nacional de Policía sobre los atentados del pasado 11 de marzo no incluye ni una sola pista o comprobación que conduzca a la presencia de ETA en la planificación o ejecución de la masacre de Madrid, en la que murieron 191 personas y otras 1.500 resultaron heridas.
El PP, cuyo secretario general, Ángel Acebes, insistió como ministro del Interior entre el 11 de marzo y el 13 de marzo en la hipótesis de que ETA había perpetrado la matanza y consideró "miserable" a quien dijera lo contrario, insiste desde hace varias semanas en la posible participación de la banda terrorista vasca en el atentado de los trenes.
Los investigadores señalan que entre "10 y 13" terroristas subieron a los trenes de la muerte
El Tunecino aconsejó a un amigo dejar Madrid porque iba a ocurrir "algo muy fuerte"
El ex secretario de estado de Seguridad, Ignacio Astarloa, diputado del PP y reconocido jurista, insistió el jueves en el Congreso: "No descarto la participación de ETA en el atentado del 11-M". Ningún hecho de los investigados y comprobados por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en todo este tiempo apunta esa posibilidad.
El informe de la Policía, de más de 300 folios y fechado a mediados del pasado octubre, desgrana con detalle las pistas seguidas por los investigadores desde la explosión de 10 mochilas cargadas con dinamita Goma 2 Eco y activadas mediante el servicio de despertador automático de los teléfonos móviles adosados a la carga explosiva.
Entre los aspectos que trata el exhaustivo documento figuran la investigación de las relaciones de los terroristas que participaron en el atentado y están en prisión; el análisis de los documentos incautados a todos ellos; el cotejo de las huellas detectadas en la finca de Chinchón donde se prepararon las mochilas bomba y de las encontradas en el piso de Leganés donde se suicidaron siete de los autores del 11-M; el seguimiento de las pruebas recogidas en los coches utilizados por los criminales y el estudio de las declaraciones de todos los implicados en el atentado y de todos aquellos que han sido detenidos en relación con la masacre y que el juez ha puesto en libertad.
Todo este material le sirve a la Unidad Central de Inteligencia para plasmar su versión de lo ocurrido basada en hechos comprobados donde no aparece por ningún lado ETA o algún terrorista de esta organización armada.
La investigación habla de los siguientes personajes claves de la trama:
- Serhane Ben Fakhet, El Tunecino. Se suicidó el 3 de abril en el piso de Leganés. La policía le considera uno de los ideólogos de la masacre de Madrid y uno de los principales captadores de islamistas dispuestos a perpetrar el atentado. De las declaraciones de algunos de los detenidos desde el 11 de marzo se deduce que El Tunecino contó a algunos amigos sus intenciones criminales unos meses antes del atentado. Bassel Ghalyoun, en prisión, declaró a la policía que El Tunecino le contó que se iba a cometer un atentado en España porque era un país que estaba contra los musulmanes al apoyar la guerra de Irak. Otro de los detenidos, ahora en libertad, declaró que El Tunecino le había llegado a proponer asaltar bancos, joyerías e incluso comisarías para asesinar a policías. Otra declaración recogida por la policía apunta que El Tunecino recomendó a sus amigos que lo mejor que podían hacer era "abandonar Madrid" porque iba a ocurrir "algo muy fuerte".
- Allekema Lamari. Se suicidó el 3 de abril en el piso de Leganés, pero hasta hace sólo un mes, la policía no pudo confirmar que las huellas halladas tras la explosión correspondían a este argelino, excarcelado antes de tiempo por la Audiencia Nacional debido a un error judicial. En las declaraciones recogidas por la policía, un ciudadano sirio asegura que sólo siete días antes del suicidio de islamistas en Leganés, Lamari se despidió de él con la frase: "A mí nunca me cojerán vivo. Ha llegado mi fin".
- Jamal Ahmidan, El Chino. Delincuente habitual, fichado por la policía con 14 identidades distintas, traficante de droga, encarcelado en Marruecos y una de las personas cuya participación es clave para la consumación de los planes terroristas de los islamistas. Se encargó de hacer los contactos y, posteriormente, conseguir la dinamita con la que se perpetró el 11-M. Primero arbitró con la colaboración del ex minero asturiano José Emilio Suárez Trashorras, un sistema de envíos de dinamita a través de personas interpuestas que viajaban en autobús desde Avilés a la estación sur de autobuses de Madrid. Así reunió 60 kilos de Goma 2. Luego, en un viaje realizado junto a otros dos terroristas en el último fin de semana de febrero, logró otros 200 kilos de dinamita que, supuestamente, Trashorras le había guardado en el monte, junto a la mina Conchita en la que había trabajado.
Los policías han interrogado a los dueños de las tiendas visitadas por terroristas, han investigado a las personas cuyos teléfonos o direcciones aparecían entre las pertenencias de los terroristas, han rastreado todas las llamadas hechas desde los teléfonos móviles usados por los terroristas, y ninguna de estas pistas ha conducido a ETA.
La única parte que pertenece al terreno de las hipótesis, y que así se recoge en el documento actualizado de la investigación del 11-M, corresponde a la reconstrucción del atentado. Los investigadores barajan que fueron entre "10 y 13" los terroristas que subieron a los trenes para depositar en ellos sus mochilas cargadas de explosivo.
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