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El G-20 confía en la recuperación internacional, pero teme los efectos de la carestía del petróleo

Los 20 países preconizan mayor transparencia en los mercados de crudo y eficiencia en su uso

Los ministros de Hacienda y gobernadores de bancos centrales del llamado G-20 concluyeron ayer en Berlín su cumbre anual, con la esperanza de que el marco macroeconómico internacional se mantenga favorable, con "alto crecimiento y bajas tasas de inflación", pero advirtieron de los riesgos derivados de las "oscilaciones del precio del petróleo, los desequilibrios permanentes en el comercio internacional y las tensiones geopolíticas". El G-20 repartió una agenda de tareas concretas a los países miembros, aprobó un código de conducta entre países acreedores y deudores y dio un impulso a la lucha contra la evasión fiscal.

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En el G-20 se acumula el 90% del producto interior bruto (PIB) mundial, un 77% del comercio y dos tercios de la población del planeta. Forman parte del G-20 los países más ricos del mundo organizados en el G-7 (Estados Unidos, Canadá, Japón, Reino Unido, Francia, Alemania e Italia), más la Unión Europea y otros 12 países emergentes: Rusia, China, Indonesia, India, Corea del Sur, Australia, Arabia Saudí, Turquía, Argentina, México, Brasil y Suráfrica. Representantes de estos países, con la ausencia de Argentina, más el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI), asistieron a la cumbre de Berlín, celebrada bajo el tema candente de la irresistible ascensión del euro respecto al dólar. La cuestión no figuraba en la agenda y ésta fue la respuesta repetida hasta la náusea a las preguntas de la prensa sobre las turbulencias monetarias de los últimos días.

Tras constatar la buena marcha de la economía mundial y señalar los nubarrones que la amenazan, el G-20 preconiza una cooperación entre países productores y consumidores de petróleo para asegurar un abastecimiento adecuado; inversiones para incrementar la capacidad extractora; más transparencia en los mercados del crudo y una mayor eficiencia en el uso de la energía, así como el recurso a fuentes alternativas. Todo ello con vistas a lograr un crecimiento sostenible de la economía mundial y precios moderados del petróleo a medio plazo.

Para que cada palo aguante su vela, el comunicado final de la cumbre de Berlín subraya "el significado de la consolidación financiera a medio plazo en Estados Unidos, el mantenimiento de las reformas estructurales para acelerar el crecimiento en la UE y Japón, así como medidas para una mayor flexibilidad en los tipos de cambios en los países asiáticos emergentes, apoyadas en caso necesario con reformas del sector financiero". El G-20 considera que el objetivo común de dar empleo y bienestar se basa en un crecimiento mundial fuerte y sostenido. Para ello estableció una agenda con una lista de tareas concretas para cada uno de los países miembros.

En el tiroteo verbal por la caída de la cotización del dólar fue el canciller federal alemán, el socialdemócrata Gerhard Schröder (SPD), quien se pronunció de forma más tajante al plantear que Estados Unidos con sus déficit presupuestario y comercial tiene la culpa de la caída de su moneda y no puede exigir a Europa actuar cuando ellos no lo hacen. Schröder se pronunció por una intervención del BCE y los bancos centrales para poner orden en los desajustes monetarios.

El secretario de Hacienda de EE UU, John Show, a las preguntas de la prensa sobre las palabras de Schröder, tras repetir la cláusula de estilo de que los temas monetarios no estaban incluidos en la agenda de la cumbre, se deshizo en elogios sobre la agradable comida y el encanto del canciller alemán. No obstante, reconoció Show: "EE UU tiene que cumplir su parte con el incremento del ahorro y la reducción del déficit presupuestario. El presidente Bush se ha comprometido a reducir el déficit presupuestario a la mitad en los próximos cuatro años. Queremos hacerlo limitando el gasto y manteniendo el crecimiento de nuestra economía, fomentado con políticas de crecimiento".

El G-20 constató los progresos logrados en la lucha contra el lavado de dinero y la financiación del terrorismo, "pero queda todavía mucho por hacer". Saludó el G-20 el ingreso de China en el grupo de países empeñados en esta lucha. La próxima cumbre del G-20 se celebrará en China el año próximo, y el 2006, en Australia.

Vista de la mesa de trabajo de los ministros del G-20 en su reunión de ayer en Berlín.
Vista de la mesa de trabajo de los ministros del G-20 en su reunión de ayer en Berlín.REUTERS

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