La Media Luna Roja exige entrar en Faluya
Las ONG hablan de situación dramática
Faluya sigue cerrada. La Media Luna Roja exige a las tropas estadounidenses acceso inmediato para obtener información independiente y socorrer a los heridos. Los partes militares hablan de bolsas de resistencia, pero no de víctimas civiles. Un fotógrafo de la agencia estadounidense Associated Press informó ayer del ametrallamiento de los que tratan de escapar por el río y las agencias humanitarias y ONG locales denuncian la situación dramática de los desplazados.
Las calles de Faluya están desiertas; apenas hay rastro de vida; nadie sabe dónde se esconden los civiles que permanecen en ella. El único movimiento es el de los vehículos militares en busca de francotiradores. A lo lejos se escucha el sonido de explosiones y el tableteo de ametralladoras. La batalla que comenzó en la madrugada del 8 de noviembre aún no ha terminado.
Faluyíes como Abú Saad, de 31 años, lograron sobrevivir relamiendo huesos de pollo. Asegura que rezó para que las bombas no encontraran el sótano donde durante cuatro días se escondió junto a su familia. Cuando emergió rescatado por soldados iraquíes dijo: "Ésta era la ciudad de las mezquitas. Me siento muy triste por la destrucción que he visto".
Los blindados norteamericanos anuncian a través de altavoces los puntos de distribución. Civiles como Abú Saad se atreven a salir con banderas blancas. Los marines dicen que unos 500 han aparecido en los últimos dos días en busca de ayuda. Testimonios de personas que han logrado huir en medio de los combates denuncian que muchos civiles han perdido la vida en el fuego cruzado. Bilal Husein, fotógrafo de la agencia estadounidense Associated Press, informó ayer de que los helicópteros disparan sobre los que tratan de cruzar el río. "He visto a una familia de cinco miembros muerta a tiros". El fotógrafo, que pretendía quedarse en Faluya, optó por salir: "Es muy peligroso. Los americanos disparan contra las casas. He visto muertos tirados en la calle y heridos a los que nadie socorre".
"No es una crisis humanitaria", dice el comandante Jim Orbock, del 445º Batallón del Ejército. "Creo que estamos manejando bien el asunto. Según llegan, les damos comida. Tenemos de todo, alimentos y agua". Nadie sabe cuántos civiles murieron o han resultado heridos; nadie sabe cuántos quedan en el interior. Antes de la ofensiva, Faluya tenía 300.000 habitantes, pero el 80% huyó.
Las organizaciones humanitarias, que todavía tienen vetada la entrada en Faluya por razones de seguridad, trabajan con los desplazados y aseguran que la situación de la mayoría es dramática, sin acceso a medicinas, agua y comida. Tienen registrados más de 100.000 en Amiriya; 50.000, en Bagdad; 21.600, en Karma; 18.000, en Nieamiya, y 12.000 están en Habbaniya.
Control informativo
El control informativo es absoluto. La noticia difundida ayer era el descubrimiento de lo que podría ser el cuartel general de Abu Musab al Zarqaui; estaba intacto pese a los bombardeos de estos meses. El Gobierno del primer ministro iraquí, Ayad Alaui, ha recordado a los medios de comunicación local que sólo deben dar la versión oficial bajo amenaza de suspensión. Alaui acusó a la Media Luna Roja -que aguarda desde hace una semana permiso para entrar-de "dibujar un cuadro muy negro". Esta organización exige acceso porque, a su juicio, es imprescindible una información independiente. El general Abdul Qadir Mohan, que manda las tropas iraquíes, también desafía a Alaui, cuando expresa su preocupación por la situación de los civiles.
El Gobierno y el mando norteamericano aún no han podido poner en marcha la segunda fase del plan, la reconstrucción; los combates se lo impiden. Ayer dieron un avance de sus intenciones reparadoras: una compensación por daños de 100 dólares por familia.
EE UU cree que la insurgencia ha perdido una de sus bases, pero su espionaje advierte de que una vez que concluya la operación no podrá reducirse el número de tropas (10.000 actualmente), ya que la insurgencia, que se ha replegado a aldeas y ciudades próximas, volvería a entrar. Ocurrió ayer en Mosul, reconquistada el martes: un grupo rebelde atacó la casa del gobernado y mató a uno de sus guardaespaldas e hirió a otros cuatro.
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