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El tráfico triplica el riesgo de infarto en las personas propensas

La contaminación de partículas puede llegar a influir más que el estrés

La exposición al tráfico triplica el riesgo de sufrir un ataque al corazón entre las personas susceptibles de padecer un infarto, según un estudio publicado el pasado mes de octubre en The New England Journal of Medicine. No importa si la persona viaja en coche, en bicicleta o en transporte público; los efectos son los mismos. De aquí que los responsables del trabajo, un grupo de investigadores del Centro Nacional de Investigación del Ambiente y la Salud-GSF de Neuherberg (Alemania), rechacen que sea el estrés el único factor desencadenante.

"Es muy improbable que el efecto sea únicamente atribuible al estrés asociado a la conducción, ya que en el estudio también participaron personas que habían utilizado el transporte público", apuntan los autores del documento. Aunque el estudio concluye que es una combinación de factores -la contaminación del aire, el estrés y el ruido- la que aumenta el riesgo de sufrir un ataque, todo apunta a que el primero es el más nocivo de todos.

El doctor Peter H. Stone, del Brigham and Women's Hospital de la Harvard Medical School, no tiene ninguna duda. En un editorial que acompaña el artículo, describe cómo las partículas contaminantes pueden llegar a provocar un infarto (estas partículas inflaman los pulmones y dañan las arterias) y reclama medidas urgentes para reducir la contaminación atmosférica y poder mejorar así la salud cardiovascular de las personas. Dejando de lado la inmediatez de los efectos presentados en el estudio, Stone también se muestra preocupado por los posibles efectos que puede tener la contaminación en el desarrollo de una enfermedad cardiovascular a largo plazo.

Los investigadores alemanes estudiaron durante dos años y medio a 691 personas que habían sobrevivido como mínimo 24 horas después de sufrir el ataque y recopilaron información sobre sus actividades hasta cuatro días antes del infarto, teniendo especialmente en cuenta el número de horas pasadas en el tráfico. Se observó que en la hora anterior a sufrir el ataque, el sujeto había pasado el doble de tiempo en un medio de transporte que en el resto del tiempo estudiado y la mayor parte de ellos lo había hecho en coche.

Aunque la mayoría (77%) de las personas que participaron en el estudio eran hombres, son las mujeres las que tienen más riesgo de padecer un infarto en la hora posterior a haber viajado en algún medio de transporte. Los otros grupos de riesgo observados son los mayores de 60 años y las personas que tienen diabetes. De los casi 700 casos de infarto estudiados, el 8% fue debido a la exposición al tráfico. La doctora Annette Peters, una de las autoras del estudio, se mostró muy sorprendida con los resultados "tanto por su alcance como por la inmediatez de los efectos".

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