Los consejeros del 'rais' en París quedan apartados de su líder

El grupo de consejeros políticos de Yasir Arafat que acompañó al presidente palestino en su viaje a París, el 29 de octubre, la mayoría de los cuales permanece desde entonces en la capital francesa, ha sido prácticamente aislado del líder durante este tiempo.

Todavía no se sabe el objetivo que guiaba a cada cual, pero el caso es que un nutrido grupo de personas se instaló en un hotel de la capital, entre ellos Abu Rudeina, considerado como el principal consejero del presidente palestino; Mohamed Dahlan, ex hombre fuerte para la seguridad en la franja de Gaza, y Mohamed Rachid, consejero para asuntos económicos.

Durante los cinco primeros días, Rudeina y Rachid visitaron alguna vez el hospital y desempeñaron un cierto papel de portadores de noticias y comentarios sobre el estado de Arafat. De ese entorno salieron datos respecto a las conversaciones telefónicas que el presidente palestino habría mantenido el domingo 31 de octubre con el rey Abdalá de Jordania y otros estadistas, que completaban las impresiones relativamente optimistas de la delegada de Palestina en Francia, Leila Chahid, cuyo papel, durante esos primeros días, consistió en actuar como portavoz ante la prensa.

La tensión entre los consejeros y la esposa del líder estalló al tomar ella el control

Esta mujer, muy conocida en Francia como embajadora de Arafat, fue la persona que desmintió la leucemia atribuida al líder. También dio cuenta de "la tranquilidad" de la esposa por el hecho de que el marido estuviera hospitalizado en Francia y desgranó detalles sobre la forma en que Arafat empezaba a comer, "poquito a poco", durante su primer fin de semana en el hospital militar Percy.

Todo cambió con el traslado del presidente palestino a la unidad de cuidados intensivos, en la noche del 3 al 4 de noviembre. Los franceses se hicieron cargo de la lectura de partes médicos, cuya parquedad dejó en la oscuridad también al grupo de consejeros palestinos. El general Christian Estripeau, en funciones de portavoz militar, se cuidó de recalcar cada día que lo comunicado respondía a lo autorizado por la familia, es decir, por Suha Arafat.

La tensión entre la esposa y los consejeros de Arafat ya estaba latente, pero la certidumbre de que ella había tomado el control hizo estallar la crisis con los consejeros. Miembros de la delegación la acusaron de "monopolizar" al dirigente palestino. Con ayuda de sus abogados, Suha Arafat hizo valer los derechos que la ley francesa concede a la familia del enfermo como depositaria del derecho a desvelar o no el secreto médico. La embajadora, Leila Chahid, no ha vuelto a decir palabra desde el viernes.

La crisis hizo que se dispararan los rumores en todas direcciones. Con el aparente deseo de poner orden, a mediados de la semana pasada desembarcó en París el jefe del departamento político de la OLP, Faruk Kadumi, que entró en el interior del hospital tras amagar con un escándalo si no se le permitía el acceso. A su salida se entretuvo con los periodistas, para aconsejarles que no se fiaran de rumores e hicieran caso exclusivamente de los partes médicos de los franceses. Cada vez más tensos, los consejeros de Arafat descartaron toda posibilidad de sacar al líder de Francia antes de que se declare su muerte oficial: durante el último fin de semana, Rachid dijo que Arafat sólo saldría "por su propio pie o muerto".

Entre los consejeros desplazados a París, Mohamed Dah-lan ha destacado por su absoluta discreción. Permaneció en la capital francesa hasta el domingo, día en que volvió a Ramala.