Obelisco móvil
Cuando vi la noticia creí que era el 28 de diciembre, pero no, era el 21 de octubre. Se pretende construir una especie de obelisco de 120 metros de altura en medio de la plaza de Castilla, destinado a convertirse, además, en símbolo de Madrid. Todo un monumento a la prepotencia y al mal gusto, de color dorado, se alzará entre el espacio que dejan las inquietantes torres inclinadas. Un motor en la base, según nos explica su creador, hará que el obelisco se mueva de una manera sinuosa.
Y me viene a la memoria la novela Paradiso, del escritor cubano José Lezama Lima, cuando la españolita susurra al oído del superdotado Farraluque, en pleno acto amoroso per angostam viam, las siguientes sibilinas palabras: "La ondulación permanente".
Pero, cuidado, la novela de Lezama es una gran novela y lo que sucede en la naturaleza también es grandioso. No así esta especie de falo megalómano y neofaraónico.
Ya me estoy imaginando a los madrileños bautizando la ocurrencia con términos del diccionario secreto...
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