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Fraga mantiene al hombre de Rajoy en Galicia pero no garantiza que siga hasta las elecciones

El presidente de la Xunta dice que ya no hay "sugestiones de dimisiones" en su Gobierno

La inopinada y fugaz visita a Galicia del líder del PP, Mariano Rajoy, ha conjurado la amenaza de una fractura en el Gobierno autónomo sin aclarar el confuso escenario interno en la organización regional del partido. Tras su entrevista del pasado martes con Rajoy, el presidente de la Xunta, Manuel Fraga, anunció ayer que ya no hay "sugestiones de dimisiones" en su Gobierno y que, de momento, se mantendrá como secretario general del PP gallego a Xesús Palmou, hombre de confianza de Rajoy. Pero, en contra de lo que le pedía la dirección del PP, Fraga deja abierta la posibilidad de su relevo antes de las elecciones autonómicas de 2005.

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Crisis "definitivamente zanjada"

La imagen más repetida en el extraño y sinuoso tumulto interno que recorre el PP gallego desde hace dos meses se dibuja con automóviles negros avanzando en la oscuridad por una colina de Santiago de Compostela. Allí, en el llamado Monte Pío, donde tiene su residencia oficial el presidente de la Xunta, acudieron una noche de hace un mes Xosé Cuiña y José Luis Baltar, los líderes del sector crítico del PP gallego enfrentado a la dirección nacional, para desactivar la amenaza de una escisión. Y allí compareció Rajoy en la noche del martes para poner fin a un conato de motín en la Xunta, dos de cuyos consejeros habían anunciado su dimisión a Fraga en disconformidad con las cesiones al grupo crítico.

De acuerdo "en todo"

Las explicaciones públicas sobre los hipotéticos acuerdos entre Fraga y Rajoy son tan crípticas como lo fueron en su día los pactos con Baltar y Cuiña. De regreso en Madrid, Rajoy respondió con evasivas a las preguntas sobre los resultados de su viaje a Santiago. "En realidad no llegamos a ningún acuerdo porque constatamos que estábamos de acuerdo en todo", fue su primera respuesta. ¿Qué trató con el presidente fundador?, le preguntaron. "Tuvimos una buena conversación entre gallegos, entre personas que nos conocemos hace mucho tiempo y constatamos que pensamos igual", contestó. ¿A qué fue entonces a Galicia?, le insistieron. "A constatar que estamos de acuerdo en todo", perseveró Rajoy, quien se remitió a las explicaciones que ofrecería Fraga más tarde.

Y el presidente de la Xunta explicó que había mantenido con Rajoy una charla "muy simpática y cordialísima", durante la que el líder del PP "se tomó una copa y se fumó un puro, aunque lo está dejando". Una reunión, en definitiva, "sumamente satisfactoria" tras la que "quedaron aclaradas todas las interferencias".

Rajoy había acudido a Galicia para exigir a Fraga que no apartase a Palmou de la secretaría general del PP gallego. Palmou fue reelegido en su cargo durante el congreso regional celebrado hace 10 días, pero el presidente de la Xunta había pactado con los críticos su relevo antes de final de año. La dirección nacional advirtió a Fraga, el pasado lunes, de que no consentiría que "se ceda a las presiones", y dos consejeros de la Xunta, el mismo Palmou, que ejerce la cartera de Justicia, y Enrique López Veiga, titular de Pesca, le comunicaron su propósito de dimitir.

Esas "sugestiones de dimisiones", como las calificó Fraga, se han neutralizado tras la visita de Rajoy. En cuanto al futuro de Palmou en el partido, ayer fue ratificado en el cargo de secretario general durante la primera reunión del comité ejecutivo regional elegido en el congreso. Lo que "no impide, como es natural", previno Fraga, "que más adelante pueda haber otros cambios".

El presidente de la Xunta ni siquiera pudo precisar si Palmou, cuya caída persiguen los críticos desde hace dos años, tiene el puesto seguro hasta las elecciones autonómicas. "Yo no me atrevo ahora a hacer ninguna aseveración que no sea la de que ha sido ratificado como secretario general, por suerte para el partido", se escabulló Fraga.

Por si la confusión fuera poca, el fundador del PP elevó de rango al candidato promovido por los críticos para relevar a Palmou. Se trata de Xosé Crespo, vicesecretario general y alcalde de Lalín (Pontevedra), investido ayer, con inusual antelación, de los poderes de coordinador de la campaña electoral prevista para dentro de casi un año.

De lo que no pueden caber dudas es de que en esos comicios el candidato del PP será Fraga. "Eso se da por supuesto desde hace mucho tiempo", sentenció el presidente de la Xunta tras proclamar el inicio de una fase de "pax octaviana" en el PP gallego.

Xosé Manuel Barreiro, Palmou, Baltar y Fraga (de izquierda a derecha), en la ejecutiva del PP gallego.
Xosé Manuel Barreiro, Palmou, Baltar y Fraga (de izquierda a derecha), en la ejecutiva del PP gallego.EFE

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