Crisis "definitivamente zanjada"
Desde hace dos meses, en el PP gallego se suceden los estallidos y los periodos de calma. Y cada vez que la situación se amansa un poco, sobreviene un torrente de declaraciones con el objetivo de minimizar lo ocurrido.
Ayer no fue una excepción. El vicepresidente primero de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, declaró el conflicto "definitivamente zanjado"; el vicepresidente segundo, Xosé Manuel Barreiro, proclamó que el Gobierno de Fraga es "totalmente estable", y el líder del PP de Ourense, José Luis Baltar, vaticinó "paz absoluta".
De puertas adentro del comité ejecutivo del PP gallego, sin embargo, se pudo comprobar hasta qué punto la situación reviste provisionalidad. Según relataron dos asistentes a la reunión de ayer, cuando Fraga se refirió al futuro comité electoral del partido, entre sus miembros no citó expresamente el nombre de Palmou, sino que se refirió al "secretario general que esté en ese momento".
Los dos partidos de la oposición gallega, BNG y PSdeG-PSOE, asisten desde la distancia a una crisis que alimenta sus esperanzas de evitar un quinto mandato de Fraga en 2005 y que acapara la actividad del presidente desde el regreso de las vacaciones de verano.
El líder de los socialistas, Emilio Pérez Touriño, señaló ayer que el conflicto interno de los populares está originando "preocupación entre los ciudadanos", ya que la vida política de la comunidad lleva semanas sometida al "sobresalto permanente" y los "terremotos de alta magnitud".
Touriño pidió a Fraga que ponga fin al "desgobierno" y calificó sus acuerdos con Rajoy de "apaño que los propios dirigentes del PP saben que no va a durar".
El líder del BNG, Anxo Quintana, insiste, con argumentos similares, en reclamar elecciones autonómicas anticipadas para poner fin a la situación de incertidumbre. "Es hora de darle la voz al pueblo", sostuvo Quintana, para quien la crisis prueba que "Fraga sólo piensa en Fraga, en su supervivencia política, y todas las decisiones que toma son pensando nada más que en él mismo". "Tiene auténtico miedo a perder el poder, y por eso lo único que espero de Fraga es que acepte democráticamente que Galicia precisa un cambio", declaró el líder nacionalista.
Quintana resumió con sarcasmo el papel del presidente de la Xunta en la crisis: "Es al mismo tiempo maletero de Rajoy y camarilla de Baltar".
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