Un marroquí asesina a un cineasta holandés crítico con la sociedad islámica
Theo van Gogh había denunciado en un corto la violencia que sufre la mujer musulmana
El cineasta y escritor holandés Theo van Gogh, de 47 años, uno de los artistas más polémicos del país y autor de un corto sobre la violencia contra las mujeres en el mundo musulmán, fue asesinado ayer en Amsterdam por un joven de 26 años con doble nacionalidad, marroquí y holandesa. El fallecido, que recibió varias puñaladas y fue rematado a tiros cuando yacía en el suelo, era tataranieto del hermano del pintor Vincent van Gogh. Acababa de concluir una película sobre la muerte del líder ultraderechista Pim Fortuyn, asesinado poco antes de las elecciones de 2002.
Sobrecogido, el primer ministro democristiano, Jan Peter Balkenende, pidió calma ante lo que denominó un crimen contra la libertad de expresión.
El asalto se produjo poco antes de las nueve de la mañana en uno de los barrios de Amsterdam con mayor presencia de inmigrantes musulmanes. Theo van Gogh circulaba en su bicicleta camino de la oficina, cuando un joven vestido con ropa tradicional marroquí se cruzó en su camino. Según testigos presenciales, primero le lanzó un papel a la cara y luego le disparó. El cineasta atravesó la calle herido, pero recibió varias puñaladas. Una vez en el suelo, el agresor le remató a tiros y le clavó el papel en el pecho antes de huir. Perseguido por la policía, corrió hacia un parque cercano y resultó alcanzado en una pierna en el tiroteo posterior. Uno de los policías salvó la vida en la refriega gracias al chaleco antibalas.
Theo van Gogh había recibido amenazas de muerte después del estreno de Submission, un corto sobre una musulmana casada a la fuerza, maltratada por su marido y violada por su tío. Vestida con unos velos negros y otros transparentes y con la cara tapada, la actriz que interpretaba a la protagonista mostraba en varias escenas pasajes del Corán tatuados en su cuerpo. También podían verse las huellas de los golpes que habría recibido por parte de los varones de su familia. En un monólogo constante repetía los textos coránicos que justificarían los abusos padecidos. La guionista de la cinta, Ayaan Hirsi Alí, es una refugiada somalí que escapó de un matrimonio forzoso en su país y ocupa ahora un escaño de diputada por el Partido Liberal en el Parlamento holandés. Tanto a Van Gogh como a ella se les brindó protección policial tras las amenazas.
Por su parte, Hirsi Alí ha convertido la lucha contra lo que llama efectos perversos del islamismo en las mujeres -incluidas las mutilaciones genitales y la circuncisión de los varones- en la columna vertebral de su labor política. Con casi un millón de musulmanes censados en Holanda (5,5% de la población), la presencia de la diputada en debates televisivos sobre la influencia del islam es habitual. Para el primer ministro, y sobre todo para el alcalde de Amsterdam, el socialista Job Cohen, la muerte del cineasta supuso un duro golpe. Mientras Jan Peter Balkenende pedía serenidad a sus compatriotas, "porque la violencia nunca tiene la última palabra y los tiros no resuelven nada", Cohen lamentaba que el crimen pudiera oscurecer el carácter tolerante de la capital holandesa. "Es terrible que haya sucedido en una ciudad como ésta, que se precia de ser abierta y acogedora", señaló. En una de sus últimas columnas periodísticas, Theo van Gogh le había criticado con dureza por no ser capaz de evitar "que una minoría violenta amenace a los autóctonos". Con ello se refería, entre otras cosas, a las agresiones de grupos de jóvenes de origen marroquí en barrios de Amsterdam, que han provocado el abandono de sus hogares de familias enteras. El efecto contrario, con holandeses blancos atacando a familias de inmigrantes también se ha producido. Después del asesinato, las asociaciones musulmanas del país pidieron a los ciudadanos que mantuvieran "la cabeza fría" para no enturbiar las relaciones entre comunidades.
Theo van Gogh dejó sus estudios de Derecho por el cine. Su primera cinta, Luger, fue calificada de "fascista y misógina" por los críticos. Su obra más reciente, titulada 0605, reconstruía el asesinato de Pim Fortuyn. Será estrenada en diciembre en Internet y en enero en los cines.
La sombra de Fortuyn
El trauma nacional sufrido por los holandeses tras la muerte del líder ultraconservador Pim Fortuyn, abatido a tiros en un aparcamiento poco antes de las elecciones de 2002, fue revivido ayer. Y con una circunstancia agravante. El asesino del político era un ecologista autóctono que temía por el futuro de las minorías en su país. En cierto modo, su identidad atenuó el golpe producido por sus actos. Era un crimen político, desde luego, pero sin tintes religiosos. El asaltante de Theo van Gogh es un joven con doble pasaporte, holandés y marroquí, y todos, políticos y ciudadanos, temen ahora que el rechazo al islam provoque una reacción violenta en una sociedad que hasta ayer seguía considerándose segura. "Es terrible. No conocemos los verdaderos motivos, pero se parece a lo que ocurrió con Fortuyn", señaló Atzo Nicolaï, secretario de Estado de Asuntos Europeos. Los amigos de Van Gogh repetían sin cesar que se había querido aplastar la libertad de expresión. En su recuerdo hubo anoche en Amsterdam una manifestación "ruidosa", convocada por el Ayuntamiento a instancias de la familia Van Gogh.
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