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EL FUTURO DE LA UE

Durão Barroso asume la presidencia con el peligro de un mínimo respaldo parlamentario

El político portugués intenta superar la brecha abierta por la designación de Buttiglione

Gabriela Cañas

El Parlamento Europeo se dispone el próximo miércoles, por tercera vez en la historia, a celebrar una sesión de investidura de un Ejecutivo europeo, el que tomará las riendas el 1 de noviembre. El veto sin precedentes a un miembro del equipo, Rocco Buttiglione, expone al presidente electo, José Manuel Durão Barroso, a obtener un parco apoyo parlamentario. Los eurodiputados de centro-izquierda exigen la retirada o el cambio de cartera para Buttiglione y Barroso se niega a hacer tal concesión mientras se moviliza para arrancar en el último minuto el "amplio respaldo" que desea.

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El luxemburgués Jacques Santer inauguró la práctica democrática de la votación de investidura en enero de 1995 logrando el 71% de los votos emitidos para su equipo, a pesar de haber obtenido previamente un apoyo individual del 49,9% cuando estas votaciones eran consultivas. Cuatro años después, el Ejecutivo de Romano Prodi, sometido a votación ya vinculante, logró el 71,9% de los sufragios. Con un listón tan alto y una crisis abierta de tal envergadura, Barroso lo tiene complicado.

Designado unánimemente por los jefes de Estado o de Gobierno de los 25 en junio pasado, el Parlamento Europeo avaló el nombramiento de Barroso en julio con el 58,3% de los votos (413 a favor, 251 en contra y 44 abstenciones) por haber sido el anfitrión de la Cumbre de las Azores para iniciar la guerra de Irak. Ese porcentaje podría ser el miércoles más modesto, de seguir las espadas en alto en contra del nombramiento de Rocco Buttiglione y por las profundas reservas por conflicto de intereses habidas en la Eurocámara contra otros miembros del colegio del comisarios, como Neelie Kroes, una empresaria que ha asesorado a una cuarentena de compañías y a la que Barroso le ha atribuido la crucial cartera de Competencia. Al equipo de Barroso, según las reglas, le es suficiente sacar más votos positivos que negativos porque la abstención no cuenta, pero tanto Barroso como algunos líderes desde las capitales han abogado por un "amplio respaldo" para el nuevo equipo.

Las comparecencias individuales de los 24 comisarios del Ejecutivo de Barroso (uno por país, también por vez primera) se iniciaron el 27 de septiembre en la Eurocámara y algunos de sus miembros han sido calificados de brillantes. Son los casos de Danuta Hübner (polaca; Política Regional), de Günther Verheugen (alemán; Empresas e Industria), de Dalia Grybauskaite (lituana; Presupuestos) o de Peter Mandelson (británico; Comercio).

Pero la primera chispa saltó con la comparecencia de Neelie Kroes (holandesa; Competencia). Nunca antes el Parlamento Europeo había emitido tantas reservas contra un candidato a formar parte de la Comisión. Su posible conflicto de intereses y su negativa a comprometerse a dimitir si la Eurocámara se lo exigía inició la crisis que remató Buttiglione (italiano; Justicia, Libertad y Seguridad) con sus declaraciones homófonas y a favor del papel más tradicional de la mujer en el matrimonio. Tampoco antes la comisión que le evaluaba había emitido directamente un veto.

Barroso, acusado de arrogante durante toda la crisis al manifestar su apoyo a Buttiglione desoyendo a la Eurocámara, fue conminado a cambiar de cartera al italiano. Pero se limitó a anunciar que las políticas de igualdad y no discriminación las llevará un equipo formado por Buttiglione y otros dos comisarios (Margot Wallström y Vladímir Spidla) presidido por el propio Barroso.

"El problema de Barroso es que está muy confiado en que los jefes de Gobierno le apoyaron", dice una fuente diplomática. "Nuestra decepción es enorme", dijo Martin Schultz, el líder de los socialistas, segundo grupo mayoritario de la Eurocámara tras conocer la propuesta de Barroso. "Lo mejor es que el propio Buttiglione dimita", respondió Graham Watson, el líder de los liberales, tercero en importancia.

El voto del miércoles no es secreto y los eurodiputados se enfrentan a una incómoda situación. Los liberales, con siete comisarios, están sobrerrepresentados en esta Comisión y todos los gobiernos, incluidos los socialistas, apoyaron el nombramiento del conservador portugués Barroso. Es el caso del español, que incluso logró que parte de sus eurodiputados (la española es la segunda delegación socialista en importancia en el Parlamento Europeo) votaran por Barroso en julio. Ahora, la mayor parte desea seguir la consigna general de Schultz y rechazar a la nueva Comisión.

Barroso sabe que las capitales pueden terminar torciendo el sentido del voto de sus eurodiputados, y fuentes próximas al presidente electo admiten que no va a dejar de tocar ningún palo con tal de lograr una holgada investidura. "Barroso no se da cuenta de que, una vez en el puesto, su aliado es el Parlamento, no los gobiernos. Enfrentarse a la Eurocámara es una actitud suicida", dice una fuente de la Comisión de Prodi, que ha sabido contar con la Eurocámara en multitud de ocasiones, frente al siempre más conservador Consejo. El Parlamento Europeo es la institución más valorada por los ciudadanos europeos.

Buttiglione asiste a una sesión del Parlamento Europeo celebrada a principios de octubre.
Buttiglione asiste a una sesión del Parlamento Europeo celebrada a principios de octubre.ASSOCIATED PRESS

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Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.

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