La rehén británica implora a Blair que no traslade tropas a Bagdad
Los captores de Margaret Hassan hicieron llegar ayer a la cadena de televisión árabe Al Yazira las primeras imágenes de esta ciudadana de origen irlandés y con la doble nacionalidad, británica e iraquí, secuestrada el martes en Bagdad.
Como en las primeras imágenes del secuestrado y luego decapitado Kenneth Bigley, Hassan implora al primer ministro británico, Tony Blair, para que le salve la vida. Si en el caso de Bigley la exigencia de los secuestradores era liberar a las mujeres que están presas en Irak, en éste se trata de suspender el despliegue de 850 soldados cerca de Bagdad y retirar las tropas de Irak.
"Por favor, ayudadme. Por favor, por favor, os pido a vosotros, el pueblo británico, que me ayudéis. Decidle al señor Blair que saque a las tropas de Irak, que no las traiga aquí a Bagdad. Por eso es por lo que gente como yo y como el señor Bigley somos secuestrados y podemos morir", implora llorando y acurrucando la cabeza entre sus brazos. "Por favor, ayudadme, éstas pueden ser mis últimas horas". Los portavoces de Blair no quisieron hacer comentarios. El ministro de Exteriores, Jack Straw, calificó de "extremadamente angustioso" el trato que está recibiendo Margaret Hassan y exigió su inmediata puesta en libertad.
La técnica propagandística de los secuestradores y sus exigencias políticas son similares a las empleadas durante el caso de Bigley, un mal augurio para Margaret Hassan. Los secuestradores de Bigley eran un grupo extremadamente politizado, radical y sanguinario, que no buscaban dinero, sino impacto político, con el secuestro y el asesinato de rehenes occidentales.
Sin embargo, ambos casos también tienen, de momento, muchas diferencias. La primera, que Margaret es una mujer y hasta ahora no ha sido ejecutada ninguna de las siete mujeres secuestradas en Irak. Todas ellas han acabado siendo liberadas. Otra diferencia es que los secuestradores de Bigley aparecían enmascarados tras el rehén en algunas de las pruebas enviadas a los medios, mientras que los de Hassan no se han identificado. No está claro aún si son un grupo político o un grupo de delincuentes que busca dinero, lo que facilitaría su liberación.
Otra diferencia muy significativa es que Bigley fue a Bagdad atraído por el dinero fácil en la reconstrucción de Irak y trabajaba para una empresa de EEUU. Hassan se dedica a labores humanitarias, lleva viviendo allí 30 años y ha soportado los bombardeos de 1991, el bloqueo económico y la invasión de 2003. Hay otras diferencias. Hassan habla perfectamente árabe y puede comunicarse con sus captores. Está casada con un iraquí. Cuenta, además, con el apoyo de numerosos iraquíes que se han beneficiado de las tareas humanitarias de la ONG que dirige en Bagdad, Care International, que ha ayudado a llevar agua potable y poner en funcionamiento hospitales, entre otras tareas.
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