"El paciente tiene derecho a exigir una cirugía menos agresiva"
A pesar de que un gran número de tratamientos quirúrgicos siguen precisando una cirugía abierta convencional, cada vez son más las operaciones con procedimientos muy poco invasivos y cruentos. En el último congreso de la Sociedad Europea de Radiología Cardiovascular e Intervencionista (CIRSE), los más de 4.000 expertos convocados en Barcelona destacaron que han de potenciarse las modernas técnicas mínimamente invasivas en cuanto a formación de especialistas y a su instauración en la mayoría de los hospitales. Según el español Manuel Maynar, presidente de esta reunión científica internacional, el paciente también tiene derecho a estar informado de las distintas alternativas terapéuticas "para exigir una cirugía menos agresiva".
"En traumatología, la artroscopia permite ya resolver el 90% de lesiones articulares"
Esta cirugía reduce los costes sanitarios, la estancia hospitalaria y el sufrimiento humano
Maynar, profesor de Medicina en las Universidades de Las Palmas y de Nueva Orleans (EE UU), realizó en España la primera operación mediante radiología intervencionista para resolver una lesión vascular periférica mediante balón de angioplastia, concretamente en la arteria femoral de la pierna izquierda. Fue en marzo de 1980, en el entonces hospital Nuestra Señora de Covadonga de Oviedo, perteneciente al sistema público, y actualmente integrado en el hospital General de Asturias.
Este especialista defiende la necesidad de reforzar el trabajo en equipo en este campo, "que no es patrimonio exclusivo de una especialidad", para poder formar "grupos multidisciplinares en los que se pueda y se deba contar con la colaboración de médicos de otras especialidades".
Gracias a esta disciplina, que empezó a dar sus primeros pasos en EE UU en los años sesenta, es posible introducir en el cuerpo humano, en la mayoría de los casos con una pequeña incisión en la piel y anestesia local, pequeños instrumentos (agujas, cánulas, catéteres, prótesis, mallas metálicas, balones), tanto a través de los vasos sanguíneos como de otras vías internas y cavidades, ya sea con fin diagnóstico o terapéutico. Todo el proceso es visualizado mediante técnicas de imagen, como fluoroscopia o rayos X, ultrasonografía, resonancia magnética, tomografía axial computerizada, etcétera.
Fue el médico suizo Andreas Grünntzig quien en 1977, en Zúrich, practicó el primer cateterismo vascular para desobstruir una arteria. La angioplastia de vasos arteriales y venosos es la indicación más común.
Según Maynar, en los sistemas de salud públicos de los países desarrollados no llegan a realizarse ni el 50% de las operaciones mediante técnicas quirúrgicas mínimamente invasivas, porque "faltan medios técnicos y humanos, y suficiente información".
Sin embargo, en palabras de este experto, este tipo de cirugía, "mucho menos cruenta", aporta numerosas ventajas, principalmente la reducción de los costes sanitarios, del periodo de hospitalización y del sufrimiento humano. No obstante, apunta que en un principio es necesario invertir en tecnologías y en formación del personal sanitario, así como en creación de programas de actualización.
Uno de los ámbitos más destacados en los que participa la radiología intervencionista es el de la patología vascular: desobstrucción de las arterias coronarias, que rodean el corazón a modo de corona, así como de cualquier otra arteria del organismo; resolución de muchos problemas graves de la patología aórtica, como los aneurismas, y de la carótida, y corrección de malformaciones congénitas vasculares.
"Pero no sólo actúa", añade Maynar, "en este ámbito, que fue en el que nació y dio sus primeros pasos, sino también para resolver ciertos procesos en los vasos del cerebro, tratar miomas uterinos, administrar de forma localizada quimioterapia antitumoral, extirpar la vesícula biliar u operar los populares juanetes".
Maynar insiste en que es fundamental que todas estas técnicas se hagan extensivas a la mayoría de los centros hospitalarios, para que el paciente pueda estar debidamente informado de las diferentes alternativas y elegir, siempre que no esté contraindicada, la menos agresiva.
"Existen básicamente dos procedimientos para sustituir a la cirugía convencional, que son el cateterismo y la endoscopia", explica Maynar.
El cateterismo consiste en la introducción mediante punción de un catéter o hilo conductor a través de distintos conductos (vasos arteriales y venosos, canalículos biliares, uréter, uretra). Existen múltiples formas de cateterismos y en muchos de los casos el control visual se realiza mediante rayos X.
Cuando se emplean otras vías de acceso, como en la patología urológica, el control se puede hacer mediante endoscopia. Las técnicas endoscópicas se sirven de un instrumento llamado endoscopio, que consiste en un tubo, rígido o flexible, provisto de un suficiente juego de lentes para poder captar la imagen que se visualiza. El endoscopio puede estar dotado de varios canales huecos, a través de los que el especialista, además de observar el órgano sobre el que se trabaja, introduce el material necesario para tratar la lesión, como pinzas, bisturí u otros elementos.
Según Maynar, el endoscopio penetra en el organismo por cavidades naturales o mediante pequeñas incisiones percutáneas. También se puede adaptar a un aparato fotográfico o de cinematografía y así las imágenes pueden visualizarse cómodamente en un monitor de televisión, conformando la llamada cirugía laparoscópica.
Dependiendo del órgano en donde se actúe el aparato, toma el nombre de gastroscopio (estómago), colonoscopio (colon), broncoscopio (bronquios). Gracias a la artroscopia, en la especialidad de traumatología se pueden resolver más del 90% de las lesiones de las articulaciones, explica Maynar. También, mediante laparoscopia es posible tratar una amplia patología abdominal de la mujer y extirpar la vesícula biliar.
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