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Tropas y carros de combate de EE UU estrechan el cerco en torno a Faluya

Un atentado con coche bomba contra un café causa siete muertos en el centro de Bagdad

El Ejército de EE UU intensificó ayer su ofensiva sobre la ciudad de Faluya, uno de los bastiones de la resistencia suní, que fue el escenario de bombardeos y de combates terrestres. El Ramadán, que comenzó el viernes, ha coincidido con un recrudecimiento de la violencia en todo el país: seis soldados estadounidenses han muerto desde que comenzó el mes sagrado de los musulmanes, mientras que ayer la insurgencia mató a nueve policías iraquíes en en Latifiya, al sur de Bagdad. En la capital, tres personas fallecieron en un ataque en Ciudad Sáder y otras siete en un atentado con coche bomba.

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Carros de combate y aviones estadounidenses atacaron ayer posiciones rebeldes en Faluya, situada 50 kilómetros al oeste de Bagdad en pleno triángulo suní. Las fuerzas de EE UU, que mantienen un estrecho cerco sobre la localidad, recibieron impactos de proyectiles de mortero y de lanzagranadas, según un corresponsal de la BBC en la localidad. Varios testigos aseguraron que uno de esos ataques había causado un gran incendio en una base de los marines, aunque anoche el Ejército de EE UU aseguraba que no tenía ningún dato sobre el incidente.

En la periferia, tuvieron lugar combates entre marines y miembros de la guerrilla, mientras que habitantes de la zona, ya prácticamente desierta, siguieron abandonando sus hogares ante el recrudecimiento de la ofensiva.

Fuentes hospitalarias indicaron que al menos cuatro civiles, entre ellos un niño, murieron y 12 resultaron heridos en los enfrentamientos de ayer. El Ejército estadounidense no proporcionó ninguna cifra de bajas e indicó que el objetivo de sus ataques era un escondite de Abu Musab al Zarqaui, el terrorista jordano al que Washington atribuye gran parte de los actos violentos que ocurren en Irak.

"Hemos sufrido ataques y hemos respondido, utilizando también apoyo aéreo", señaló el teniente de marines Lyle Gilbert desde la base Camp Faluya en los alrededores de la ciudad. Mientras lanzaban por altavoces mensajes como "Salid, cobardes, y luchad cara a cara", los marines mantuvieron enfrentamientos con la guerrilla con armas ligeras en el barrio de Jolán, al oeste de la ciudad.

El Gobierno iraquí realizó ayer un nuevo llamamiento a los habitantes de la ciudad, situada en la estratégica carretera que une Bagdad con Jordania y en manos de la insurgencia desde hace meses, para que entreguen "a los terroristas y a los extranjeros". "Llamamos a los habitantes y a las tribus de Faluya a expulsar inmediatamente a los terroristas y a los extranjeros y a limpiar todos los barrios de la ciudad de estos asesinos", señala el llamamiento difundido por el secretario de Estado para la seguridad Nacional, Kasem Daud. Las negociaciones para buscar una salida negociada a la situación en Faluya y evitar una ofensiva estadounidense se rompieron la semana pasada, aunque el secretario de Estado aseguró ayer que "la puerta sigue abierta a cualquier iniciativa para evitar la opción militar".

Al igual que ocurrió el año pasado, el mes sagrado del Ramadán, durante el que los creyentes musulmanes deben mantener el ayuno desde la salida hasta la puesta del sol, ha coincidido con un recrudecimiento de la violencia: seis soldados estadounidenses han muerto en diversos ataques, dos de ellos el sábado por la tarde cuando dos helicópteros fueron abatidos al suroeste de Bagdad, mientras que nueve policías iraquíes fueron asesinados ayer en una emboscada en Latifiya, una conflictiva ciudad situada en la ruta entre Bagdad y la ciudad de Nayaf, donde se cree que fueron secuestrados, hace ya dos meses, los dos periodistas franceses. Los agentes regresaban desde la ciudad santa de Kerbala hacia Bagdad. "Nadie sobrevivió y los atacantes lograron escapar", aseguró un portavoz de la Guardia Nacional iraquí.

En Bagdad, un proyectil de mortero impactó en un estadio de la populosa barriada chií de Ciudad Sáder donde miembros del Ejército del Mahdi estaban entregando sus armas poco antes de que fuese visitado por el primer ministro interino de Irak, Ayad Alaui. Dos miembros de la Guardia Nacional iraquí y un civil murieron mientras que al menos nueve civiles resultaron heridos. Alaui señaló que no iba a impedir el desarme pactado de las milicias del clérigo Múqtada al Sáder.

Por la noche cuando con motivo de la ruptura del ayuno del Ramadán las calles y los cafés están llenos la violencia continuó: un atentado con coche bomba contra un establecimiento frecuentado por policías causó al menos siete muertos, informó el Ejército estadounidense. Más de 20 personas resultaron heridas.

Miembros de la Guardia Nacional iraquí controlan el acceso a un estadio de Bagdad atacado ayer y al que milicianos chiíes acuden a entregar armas.
Miembros de la Guardia Nacional iraquí controlan el acceso a un estadio de Bagdad atacado ayer y al que milicianos chiíes acuden a entregar armas.AP

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