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El precio de venta de la principal filial de Yukos provoca críticas hacia el Kremlin

Los expertos creen que el Gobierno ruso quiere quedarse la empresa a precio de saldo

Pilar Bonet

El precio de venta que el Estado ruso calcula a la principal filial de Yukos está provocando un escándalo en Moscú, donde los analistas económicos pronostican que el Kremlin quiere poner a la asediada petrolera del encarcelado Mijaíl Jodorkovski bajo su control por poco dinero, para lo que prepara una subasta muy peculiar antes de fin de año. La prensa rusa ha hablado de indicios de que el destino de Yuganskneftegaz, responsable de más del 60% de la producción de Yukos, discurre de acuerdo con un plan fijado de antemano por el Kremlin.

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La semana pasada, el Ministerio de Justicia anunció que para pagar las deudas fiscales de Yukos venderá parte de las acciones de Yuganskneftegaz y valoró los activos de esta compañía en 10.400 millones de dólares (8.455 millones de euros), basándose en una estimación del banco alemán Dresdner Kleinwort Wasserstein. La cifra pertenece a un informe encargado por Rusia el pasado agosto, pero, según dijo un representante del banco, "está sacada de contexto y es inexacta".

Alegando confidencialidad, representantes del Dresdner Kleinwort Waserstein se han negado a facilitar información oficial sobre el informe, pero medios que han tenido acceso al documento señalaban que las estimaciones sobre el precio de mercado de Yuganskneftegaz oscilaban entre los 15.700 millones y los 18.300 millones de dólares. El precio de 10.400 millones de dólares responde a una estimación rebajada que tiene en cuenta los riesgos políticos vinculados a la compra de Yuganskneftegaz. Esos riesgos políticos, derivados de las conflictivas relaciones de Yukos con el Kremlin, serían prácticamente inexistentes si el comprador es una empresa estatal o vinculada al Estado ruso.

"Las esperanzas del mercado de que los activos de Yukos se vendan a un precio justo se disuelven a ojos vistas", ha escrito el respetado periódico económico Vedomosti. Diversos comentaristas señalaban además que la joya de la corona de Yukos podría llegar a venderse incluso por una suma de 3.500 millones a 4.000 millones de dólares. El fisco ruso le ha presentado a Yukos una cuenta de 7.400 millones de dólares en concepto de impuestos impagados correspondientes a los años 2000 y 2001. Yukos asegura haber reducido su deuda fiscal a 3.730 millones de dólares y tener dinero en sus cuentas para seguir liquidando sus deudas. Sin embargo, las cuentas de la compañía están embargadas, lo que sitúa a Yukos en un círculo cerrado cuya única salida es la venta de activos o la bancarrota.

El Ministerio de Justicia no ha especificado qué parte de la propiedad de Yuganskneftegaz será vendida en una subasta que puede realizarse el próximo mes. Desde octubre, Yuri Petrov, un paisano del presidente Putin de San Petersburgo, ejerce como responsable provisional del Fondo de la Propiedad Estatal, la institución responsable de la subasta. El nombramiento fue interpretado entonces por algunos analistas como un paso en la estrategia de venta de Yuganskneftegaz. Petrov, de 57 años, se graduó en la facultad de derecho de Leningrado en 1971 y trabajó después como profesor en este centro, del que Putin fue estudiante.

Las tradiciones de subastas de privatización opacas que se establecieron en época de Borís Yeltsin han continuado tras la llegada al poder de Putin, como se puso de relieve en la privatización de la petrolera Slavneft en 2002. Bajo la dirección de Jodorkovski, Yukos pretendía llevar su propia política de empresa en Rusia. La persecución contra ella ha sido un "aviso para navegantes" sobre las intenciones del Kremlin de mantener férreamente el control del sector energético y de un cambio de rumbo que algunos califican de "capitalismo de Estado". Los diferentes grupos políticos del Kremlin toman posiciones hoy al frente de las grandes compañías del Estado.

Mijaíl Jodorkovski, ex presidente de Yukos, tras los barrotes del juzgado en junio de este año.
Mijaíl Jodorkovski, ex presidente de Yukos, tras los barrotes del juzgado en junio de este año.ASSOCIATED PRESS

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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