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Maragall inaugura en China la experiencia de viajar acompañado del jefe de la oposición

El presidente será recibido por dos ministros y el número cuatro del régimen de Pekín

Francesc Valls

Pasqual Maragall inicia hoy lunes 18 su primer viaje a Extremo Oriente como presidente de la Generalitat. Maragall, con su visita a China y Japón, tiene ante sí el doble reto de hacer un buen papel ante un listón que su predecesor, Jordi Pujol, dejó bien alto e intentar que la sorprendente experiencia de hacerse acompañar por el jefe de la oposición, el convergente Artur Mas, acabe bien. Fuentes de Presidencia confían en que el fair play presidirá el viaje que en su parte china contará con la presencia en la comitiva de un Mas incrustado, embeded, según la terminología que la guerra de Irak puso de moda para describir la incardinación de los medios de comunicación en las tropas ocupantes.

El jefe de la oposición viajará acompañado de su jefe de prensa y de un responsable de protocolo. En las ruedas de prensa que haga el presidente, Mas responderá a las preguntas que le dirijan los periodistas. La experiencia puede derivar en unos días de íntima comunión o bien de encarnizada guerrilla, si, en lugar de la mejora de la inversión, se acaba exportando a la costa oriental china el estribillo político que preside las relaciones entre Gobierno y oposición.

Maragall quiere con esta experiencia reeditar sus viajes -cuando él era alcalde de Barcelona- con el jefe de filas de CiU en el Ayuntamiento, el fallecido Ramon Trias Fargas. No obstante, entre los detractores de la idea no falta quien le ha sugerido al presidente que desde el 12 de noviembre de 1986 -día en que inició con Ramon Trias su gira por EE UU- ha llovido mucho: el aeropuerto de Barcelona ya tiene fingers (en la célebre foto con Trias aparecen subiendo la escalerilla del avión), la Generalitat no es el Ayuntamiento, el proyecto olímpico era un buen denominador común y CiU parecía haberse resignado al eterno papel de segundón en las lides municipales de Barcelona.

Al margen del morbo periodístico de ver juntos y en acción a Maragall y Mas, el trasfondo del viaje es de calado económico. Medio centenar de empresarios forman parte de la comitiva que en su parte china tiene especialmente en Pekín y Shangai sus platos fuertes. El presidente de la Generalitat inaugurará la plataforma empresarial del Copca (Consorcio de Promoción Comercial de Cataluña) en Pekín y se entrevistará con los ministros de Comercio y Exteriores.

Maragall será también recibido por el número cuatro del régimen, el responsable de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino, Jia Quinling, lo que requiere que el presidente haga una escala ex profeso en Fuzhou. Shangai será el broche de la etapa china. La ciudad que sufrió terribles bombardeos japoneses durante la II Guerra Mundial, fue cuna de revueltas y alumbró el nacimiento del Partido Comunista de China vive un tremendo proceso de expansión que comporta por parte de las autoridades una política urbanística de línea dura. En el área de la capital económica china, Maragall visitará empresas catalanas ubicadas en la zona, como la de tejidos de aplicaciones industriales Relats (firma familiar, 100% capital catalán) y entregará el galardón de Casa Asia a la China Europe International Business School. En el terreno de las cifras, Cataluña importa de China por valor de más de 2.500 millones de euros y exporta por 431 millones, según datos de 2003.

Balanza desfavorable

En el caso de Japón las cifras son aún más desfavorables: las importaciones ascienden a 2.800 millones y las exportaciones a 275 millones, de acuerdo con datos del año pasado. Maragall partirá de China precisamente hacia Tokio el jueves 21. Mas ya no le seguirá en la comitiva. El jefe de la oposición considera que no es preciso, puesto que Cataluña goza ya de una posición consolidada en Japón. Precisamente Pujol tenía una relación privilegiada con las primeras autoridades japonesas, incluida la sagrada familia imperial. Todo ello hace que el listón sea difícilmente superable. Maragall prolongará su estancia en la capital nipona hasta el sábado 23 de octubre. Un almuerzo con el premio Nobel de Literatura Kenzaburo Oé pondrá ese broche cultural -que Maragall nunca descuida- a esta primera experiencia asiática del Gobierno del tripartito.

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