La destrucción en Yabalia supera a la sufrida por Yenin en 2002

La ofensiva israelí sobre el campo de refugiados de Yabalia en las poblaciones cercanas de Beit Hanun y Beit Lahia se ha saldado por ahora con más de un centenar de muertos, cerca de un tercio, niños, además de entre 350 y 500 heridos graves. Unas setenta casas han sido completamente destruidas y 160, parcialmente. El 25% de la tierra agrícola, destrozada. En amplios sectores, la red eléctrica, agua, alcantarillado o teléfono es inexistente. Se han dañado o destruido también mezquitas y escuelas.

Los depósitos de agua de las terrazas de las casas fueron uno de los blancos preferidos de los soldados. Los disparos han agujereado los tanques, lo que impide a los vecinos hacer provisiones. Tampoco se puede bombear el agua de los pozos por falta de electricidad. El 60% de la población ha sufrido directa o indirectamente los efectos del asedio. Es inviable un traslado de los habitantes hacia zonas más seguras. No hay sitio. La densidad de población de Yabalia es una de las más elevadas del mundo.

Cuando la ofensiva había ya cumplido dos semanas, la presión de la comunidad internacional obligó a las autoridades israelíes a desbloquear las ayudas humanitarias que se encontraban atascadas en el puerto de Ashdod, a poco menos de 20 kilómetros al norte de la franja de Gaza. El Gobierno de Ariel Sharon permitió el acceso a la zona de Yabalia de 36 contenedores repletos de alimentos enviados por la ONU. Más de 160 contenedores más esperan ser distribuidos entre la población hambrienta en los próximos días. La ofensiva humanitaria se complementará con 20 envíos más al día, hasta estabilizar la situación.

Yabalia ha sido la batalla más larga y sangrienta de esta Intifada. El número de víctimas y daños supera con creces los del campo de refugiados de Yenin, en Cisjordania, donde en abril de 2002 Israel llevó a cabo una operación militar de 10 días. La ONU estableció meses después que el número de muertos palestinos fue 52, más 23 soldados. 800 familias se quedaron sin hogar.