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EL FUTURO DE EUROPA

"Pobre Europa, los maricones son mayoría"

Enric González

El Gobierno italiano ha conseguido construir una catástrofe a partir de una crisis. El rechazo al aspirante a comisario europeo Rocco Buttiglione, por parte de una cámara del Parlamento Europeo, resultaba en principio un incidente menor dentro del debate político en Italia. La reacción de un ministro, sin embargo, crispó los ánimos. Mirko Tremaglia, ministro de los Italianos en el Extranjero, antiguo combatiente de la República de Saló (el estertor final del fascismo) y actual militante de la posfascista Alianza Nacional, utilizó papel con membrete oficial y la formalidad de un comunicado para explicar su opinión sobre las razones del voto en el Parlamento Europeo: "Pobre Europa", escribió, "los maricones son mayoría". Las explicaciones de Buttiglione sobre el "pecado" de la homosexualidad, por más que él distinguiera el aspecto legal del moral y religioso y se declarara dispuesto a respetar "la igualdad de todos los ciudadanos", no provocaron ni de lejos la conmoción causada por la palabra culattoni, que en el norte italiano significa exactamente "maricones", pronunciada por Tremaglia.

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El ministro de los Italianos en el Extranjero no tiene cartera y ocupa un cargo puramente simbólico, uno de los muchos puestos creados para contentar a determinadas figuras de los partidos que componen la coalición de Silvio Berlusconi. Pero, con todo, Tremaglia es ministro. Y muchas voces se alzaron desde el martes, y sobre todo ayer, para reclamar su dimisión. Una de las protestas más firmes fue la de Alessandra Mussolini, nieta del dictador fascista, escindida de Alianza Nacional por la derecha y tan ultramontana como Tremaglia, si no más. "Se puede pensar lo que se quiera, pero esa palabra, en un comunicado oficial, es insoportable", dijo Mussolini. "Tremaglia tiene que dimitir", añadió.

El presidente de Alianza Nacional y vicepresidente del Gobierno, Gianfranco Fini, intentó salir del apuro como pudo. "La declaración de Tremaglia no puede pasar inadvertida, pero creemos que la polémica es excesiva, porque aclaró de inmediato que no quería ofender a nadie". El propio Tremaglia se justificó con sarcasmo, diciendo que no había hecho más que "traducir al italiano" una "expresión extranjera como la de lobby gay, utilizada por Buttiglione". "No dejamos de hacer el ridículo ante Europa", se lamentó Luciano Violante, dirigente parlamentario de los Demócratas de Izquierda. "El año pasado Berlusconi llamó nazi al jefe del grupo socialista en la Eurocámara, luego Buttiglione afirma que la homosexualidad es pecado y que las mujeres están para parir hijos, y ahora Tremaglia llama maricones a los europeos", dijo Violante.

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