Prisión para un un hombre que pidió rescate por Permanyer
La psicóloga Anna Permanyer murió tras recibir varios golpes en la cabeza, según la autopsia
La psicóloga barcelonesa Anna Permanyer murió tras recibir varios golpes en la cabeza mientras tenía la boca tapada por sus agresores, según la autopsia. El juez encarceló el pasado día 10 a un hombre que trató de cobrar un rescate por la mujer y que había sido detenido tres días antes, el mismo día en que se encontró el cadáver de Permanyer, según fuentes cercanas al caso. Las investigaciones apuntan a que el hombre no participó en el homicidio, sino que quiso aprovecharse de la situación extorsionando a la familia.
La psicóloga murió tras recibir fuertes golpes en la cabeza. Sus agresores le pusieron algo en la boca para tapársela, lo que pudo acelerar su muerte, según dijeron fuentes próximas al caso, basándose en las conclusiones de la autopsia realizada por el Instituto de Medicina Legal de Cataluña, que depende del Departamento de Justicia de la Generalitat. Los resultados de la autopsia confirman los primeros indicios que manejó la policía cuando el cuerpo de Permanyer apareció en una bolsa de plástico en avanzado estado de descomposición.
Cuando fue encontrada en las inmediaciones de una cantera en Sitges (Garraf), la psicóloga ya llevaba varios días muerta, según la autopsia. La mujer desapareció en Barcelona en la tarde del 27 de septiembre, y la autopsia confirma que murió en torno a esa fecha, aunque su cuerpo no apareció hasta 11 días después.
Chantaje frustrado
El encarcelado está en la prisión Modelo de Barcelona desde hace tres días. Se trata de un hombre de nacionalidad paraguaya cuya situación no había trascendido. Al parecer, realizó varias llamadas a la familia de Permanyer desde Molins de Rei (Baix Llobregat) y concertó una cita para intentar cobrar un rescate. La cita se produjo cerca de una discoteca de esta localidad, donde se montó un dispositivo policial que permitió detener al hombre.
El detenido está acusado de intentar cobrar el rescate el mismo día en que apareció el cadáver de la piscóloga, de 53 años y madre de cuatro hijos. Permanyer desapareció en el edificio Atalaya, en la avenida de Diagonal de Barcelona, donde se había citado con una mujer a la que la familia le alquilaba un apartamento para enseñarle una plaza de aparacamiento en el garaje en el inmueble, también propiedad de la familia. La psicóloga fue vista pasadas las 18.00 horas por el conserje del edificio, al que conocía desde hacía años, pero éste no llegó a ver a la mujer con la que debía entrevistarse. El conserje no la vio salir. Permanyer tampoco vio a su hija, con quien había quedado una hora después para hacer unas compras cerca de su domicilio.
Los investigadores trabajan sobre la hipótesis de que Anna Permanyer pudo ser asesinada el mismo día del secuestro en el edificio Atalaya, que opuso resistencia, y que sus agresores la sacaron de allí en un coche y se deshiceron luego del cuerpo. Al parecer, los homicidas pretendían realizar lo que se denomina un secuestro exprés, es decir, una acción rápida para negociar un rescate con la familia sin dar tiempo al inicio de las investigaciones policiales.
Los investigadores creen que este objetivo se torció cuando, por causas que desconocen pero ligadas a la fuerte resistencia de la víctima, los agresores acabaron con su vida. Fuentes cercanas a la familia aseguran que los secuestradores nunca pidieron un rescate.
Investigación compleja
Las investigaciones son complejas y se han centrado durante estos días en el edificio Atalaya, un rascacielos en el que viven cientos de personas. El conserje de la finca, Fernando Ureña, también ha declarado varios días ante los agentes del Cuerpo Nacional de Policía.
El marido de la víctima, José Manuel García Anto, tiene un consultorio de psicología en el domicilio familiar, situado en el número 42 de la avenida de Sarrià, a pocos metros de donde fue vista su esposa por última vez.
Anna Permanyer había colaborado en la consulta de su marido. También trabajó durante años de psicóloga infantil, pero hacía tiempo que lo había dejado y se dedicaba al cuidado de la casa y de su familia. Aún así, las investigaciones también se han dirigido a algunos de los clientes del consultorio, aunque fuentes próximas a la familia afirman que no sospechan de ninguno de ellos.
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