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Boro y neutrones para la destrucción selectiva de las células cancerígenas

La Comisión Europea presenta los resultados de una nueva radioterapia experimental

Isabel Ferrer

Evitar los daños que los tratamientos contra el cáncer producen en células y tejidos sanos es uno de los objetivos primordiales de la investigación sobre esta enfermedad. Tanto la quimioterapia como la radioterapia destruyen las células cancerígenas, pero al precio de dañar también muchas células sanas. Una de las terapias más innovadoras para tratar de evitar ese daño, presentada la semana pasada en Amsterdam, aúna la física nuclear y la oncología y sirve para destruir las células malignas preservando las sanas con ayuda del boro, un metaloide, y de los neutrones.

Bautizada como "terapia de neutrones para apresar el boro" y patrocinada por el Centro Conjunto de Investigaciones, una dirección general de la Comisión Europea, ha sido administrada por primera vez en Europa a pacientes con metástasis cerebral. Se estudia también su eficacia en los cánceres de tiroides, hígado, cabeza y cuello.

Esta radioterapia experimental sólo puede aplicarse de momento en las instalaciones de un reactor nuclear, como es el caso del de Petten, al noroeste de Holanda. Consiste en irradiar el boro 10, un isótopo no radiactivo que se inyecta en la sangre junto con un compuesto químico capaz de localizar las células cancerígenas, con un haz de neutrones.

El proceso sigue dos fases: en la primera el boro se concentra en las células tumorales facilitando su identificación; la segunda consiste en irradiar la zona escogida con un haz de neutrones que activa el boro y destruye las células malignas sin lastimar las sanas. "Los neutrones no tienen carga eléctrica, de modo que la reacción que podemos llamar nuclear se produce dentro de la cabeza del paciente. El boro explota al entrar en contacto con los neutrones, pero la célula sigue viva. Es como una cirugía celular", explica Wolfgang Sauerwein, investigador clínico de la universidad alemana de Essen que participa en el proyecto de la Comisión Europea en Petten.

El primer paciente en el que se han completado las dos fases de la investigación tenía una metástasis cerebral de un melanoma (cáncer de piel). El tumor se ha reducido, pero los expertos subrayan que su situación es crítica puesto que presenta otras metástasis en el resto del cuerpo. Otros 26 enfermos terminales involucrados en los ensayos de la primera fase han fallecido. "De momento, sólo podemos ofrecer la terapia a personas de 50 o más años que hayan agotado todos los tratamientos convencionales y no hayan respondido a ellos. En el caso de los pacientes tratados, les calculábamos una supervivencia de ocho meses y resistieron 12. No se trata de curar todavía, sino de desarrollar un método para beneficiar al enfermo", precisa Sauerwein.

La primera fase de los ensayos clínicos se remonta a 1997 e incluyó a 200 pacientes. Sirvió para determinar el grado de tolerancia de los tejidos sanos, la dosis exacta de radiación y la posición del cuerpo para recibirla. En julio de 2004 comenzó la segunda parte del estudio en el reactor nuclear de Petten, en pacientes con metástasis cerebrales de melanoma. Los pacientes incluidos en el programa se trasladan a Holanda desde su centro médico de origen. Una vez en el hospital de la Universidad Libre de Amsterdam, son llevados al reactor nuclear donde reciben la radiación en una sala especialmente acondicionada. El tratamiento puede durar hasta cuatro días.

En la actualidad, cuatro países europeos ofrecen este tratamiento junto con Holanda. Se trata de Suecia, Finlandia, la República Checa e Italia. Expertos en Bulgaria, Polonia y Eslovenia desean sumarse al programa de la UE. En Italia, el hígado canceroso de un paciente fue extraído de su cuerpo e irradiado con ayuda del boro. Reimplantado el órgano, el paciente se encuentra bien 18 meses después de la operación.

Escáner más preciso

La Comisión Europea presentó también un nuevo escáner en cuatro dimensiones (4-dimensional CT scanner) que permite irradiar con mayor precisión los tumores que se mueven al respirar. El aparato suma a las tres dimensiones de sus antecesores el factor tiempo, y capta imágenes muy precisas del tumor mientras el paciente respira. Al establecer su contorno en movimiento, resulta más fácil delimitar el área tumoral que debe ser irradiada. "Ello permite aumentar las dosis sin añadir toxicidad, ni dañar otros órganos o tejidos, ya que la información sobre la posición real del tumor y sus márgenes abarca todo el ciclo respiratorio", explicaron expertos del Hospital de la Universidad Libre de Amsterdam, que han tratado a unos 60 pacientes. Fabricado por la compañía General Electric, los mejores resultados del escáner se han obtenido en tumores pequeños de pulmón, con una zona irradiada de 12 centímetros. En el cáncer de próstata ha sido de cinco centímetros.

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