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Las milicias chiíes de Irak empiezan a entregar sus armas a cambio de dinero

La operación, que durará cinco días, arrancó ayer en el barrio bagdadí de Ciudad Sáder

Los milicianos del clérigo radical chií Múqtada al Sáder comenzaron ayer a entregar sus armas en tres centros de recogida del barrio bagdadí de Ciudad Sáder. La operación, que debe durar cinco días y se enmarca en una estrategia de EE UU que pretende desarmar a las milicias y retomar el control de las zonas insurgentes antes de las elecciones previstas para enero, arrancó ayer lentamente con la entrega de unas pocas armas y en la mayoría de los casos a través de intermediarios. Los que acudían a los centros de recogida recibían dinero a cambio de su armamento.

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"He entregado mis armas, ahora estoy con el Gobierno interino", decía ayer Ahmed Hashem después de entregar 22 lanzagranadas en la comisaría de Al Habibiya. "Queremos paz, no voy a luchar contra los americanos". Hashem debía recibir 1.100 dólares a cambio de su armamento, según el plan acordado entre el Gobierno interino, el Ejército de EE UU y la milicia de Múqtada al Sáder, que ofrece 50 dólares por Kaláshnikov. El teniente coronel Saadun, de la policía iraquí, explicó a Hashem y a sus dos compañeros que, como no había recibido el dinero para pagarles, les iba a dar un recibo.

Sólo unos pocos milicianos acudieron ayer a la comisaría de Al Habibiya para entregar sus armas. En la mayoría de los casos fueron intermediarios, como Hashem, los que se presentaron. "Nuestros jefes vendieron armas al Ejército del Mahdi -la milicia de Al Sáder- al principio", explicaba Hashem en referencia a los vendedores de armas, numerosos en este barrio. "Ahora las hemos vuelto a comprar y las vendemos al que más ofrece. Nos dijeron que el Gobierno paga en dólares".

"Un hombre trajo un misil antiaéreo Sam-7", aseguró el capitán Duraid Fadel, de la Guardia Nacional iraquí. En total, en la comisaría de Al Habibiya sólo hubo ayer tres entregas. En otro centro policial los agentes aseguraban que sólo recibieron un puñado de armas y en el tercero no recibieron nada.

Una vez terminado el plazo de cinco días previsto para la entrega de las armas, la policía y la Guardia Nacional deben tomar el control de Ciudad Sáder, donde el Gobierno interino se ha comprometido a invertir 500 millones de dólares en la reconstrucción. "Si es necesario, extenderemos el plazo", dijo ayer un alto cargo iraquí, Abdul Karim al Safar.

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Por otro lado, el Ejército norteamericano anunció ayer la liberación de 154 presos de las cárceles de Abu Ghraib, cerca de Bagdad, y Camp Bucca, en el sur de Irak. Según el teniente coronel Barry Johnson, estas liberaciones no están relacionadas con el acuerdo con Al Sáder, que prevé la puesta en libertad de sus milicianos a cambio de la entrega de armas.

Otras negociaciones están en marcha para intentar resolver la situación en la ciudad de Faluya, el feudo de los rebeldes suníes, 60 kilómetros al oeste de la capital. Representantes de la ciudad se entrevistaron ayer con el ministro de Defensa, Hazim Shalan, para abordar los detalles de su plan de despliegue de la Guardia Nacional en la localidad. Algunos insurgentes de Faluya han asegurado que no se oponen a esta presencia siempre y cuando las tropas estadounidenses se quedan fuera de la ciudad.

Varios viandantes observan los restos humeantes de un coche civil atacado con una bomba en la ciudad de Mosul, 400 kilómetros al norte de Bagdad.
Varios viandantes observan los restos humeantes de un coche civil atacado con una bomba en la ciudad de Mosul, 400 kilómetros al norte de Bagdad.REUTERS

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