Los alumnos apartados por acosar a Jokin no volverán al instituto
La dirección del centro de Hondarribia elabora un plan de formación individualizada
Los ocho alumnos del instituto Talaia de Hondarribia (Guipúzcoa) apartados de clase por acosar y maltratar a Jokin, el chaval de 14 años que se quitó la vida el pasado 21 de septiembre después de sufrir durante meses palizas y vejaciones, no volverán al centro escolar. La dirección del instituto se reunió ayer con los padres de los alumnos de tercero y cuarto de ESO para informarles de que los adolescentes expedientados recibirán a partir de ahora una formación individualizada.
"Estamos satisfechos", señaló uno de los padres a la salida de la reunión, "porque nos han dicho que están elaborando para ellos una adaptación curricular, una modificación del programa para que puedan continuar su formación, pero apartados del resto. Creemos que es lo mejor para todos". De no haberse tomado esta decisión, los alumnos expedientados tendrían que haberse reincorporado a clase mañana, lunes, justo el día en que empezarán a prestar declaración ante la Ertzaintza. La policía, a instancias de la Fiscalía de Menores de San Sebastián, trata de establecer la responsabilidad de los ocho jóvenes en el acoso sufrido por Jokin, habida cuenta de que la autopsia practicada al cuerpo del muchacho confirma sin lugar a dudas la existencia de palizas previas. Unas palizas que le fueron infligidas en el interior del centro escolar, y durante los tres únicos días -del lunes 13 de septiembre al miércoles 15- que Jokin asistió a la clase de 4º A de ESO.
No obstante, no era la primera vez que el chaval se sentía perseguido. Las de este año no eran sino la continuación de unas palizas que se iniciaron a principios del curso anterior. Por eso, y de forma paralela a la investigación policial, la Consejería de Educación del Gobierno vasco trata de establecer si la dirección del centro pudo haber atajado el acoso y no lo hizo. La titular del departamento, Ángeles Iztueta, se comprometió ante la familia de Jokin a llegar "hasta el final". Desde la muerte del muchacho, sus compañeros de instituto no dejan de honrar con flores y mensajes el lugar de la muralla donde cayó. En muchos de esos mensajes hay dos palabras juntas que condensan toda la rabia por no haber acudido a tiempo en su ayuda. Sus compañeros reconocen que su calvario "se sabía".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
- Acoso escolar
- Acoso moral
- Suicidio
- Agresiones físicas
- Institutos
- Delincuencia juvenil
- Estudiantes
- Violencia escolar
- Violencia
- Delincuencia
- Centros educativos
- Problemas sociales
- Sucesos
- Sociedad
- Acoso laboral
- Integridad personal
- Condiciones trabajo
- Delitos
- Trabajo
- Justicia
- Convivencia escolar
- Comunidad educativa
- Educación