Hecho rutinario
La aprobación de la ley que permite los matrimonios entre homosexuales en Holanda fue saludada hace cuatro años con aplausos y abrazos entre el público que siguió el debate desde las tribunas del Parlamento. La amplia mayoría lograda en la votación decisiva, 107 votos a favor y 33 en contra, evidenciaba el grado de consenso alcanzado por la entonces coalición de centro izquierda en el poder antes de presentar el proyecto.
Hubo tres días de discusiones antes del sufragio, pero la oposición demócratacristiana mostró un sereno rechazo y varios de sus miembros se manifestaron incluso a favor de la medida. Para los pequeños partidos de inspiración religiosa, la medida resultó inaceptable, lo mismo que para las iglesias católica y protestante. De todos modos, algunas asociaciones de sacerdotes abogan por bendecir al menos la unión. Según el ministerio de Justicia, en estos momentos "se trata de un fenómeno asumido por el que ya nadie alega".
La norma, en vigor desde abril de 2001, forma parte hoy de la rutina jurídica sin estridencias. Hasta las bodas, festejadas al principio como una victoria, se anuncian con la misma sencillez que el resto de los enlaces en las secciones dedicadas a la vida social en los diarios nacionales. Si bien las parejas del mismo sexo podían inscribirse en el registro desde 1998, la nueva legislación ha equiparado los derechos del matrimonio homosexual al contraído por heterosexuales.
El enlace civil puede celebrarse en cualquier ayuntamiento y el divorcio está sujeto a los mismos trámites. Los extranjeros que pretendan casarse en territorio holandés deben contar antes con un permiso de residencia, aunque su pareja sea holandesa. La policía está facultada para revisar dicho documento antes del enlace.
Sólo la adopción, también permitida, presenta dos requisitos singulares. La pareja precisa al menos tres años de convivencia y los niños deben tener la nacionalidad holandesa. Con ello se trata de evitar rechazos de expedientes por parte de países que no contemplan las uniones homosexuales. En la práctica, los dos únicos países dispuestos a estudiar por ahora una solicitud de esta clase son Estados Unidos y Suráfrica.
El caso de Brasil está siendo explorado en estos momentos por algunas instituciones oficiales holandesas que gestionan las adopciones.
Tanto los matrimonios como los divorcios entre homosexuales son censados por la Oficina Central de Estadística con el resto de las uniones. Según sus datos, en el año 2001, hubo en Holanda un total de 82.091 matrimonios. De éstos, 1.339 fueron entre hombres y 1.075 entre mujeres. De las 85.808 bodas celebradas en 2002, las parejas de homosexuales varones sumaron 935. Las de mujeres 903. El año pasado, hubo 80.427 matrimonios, 735 entre hombres y 764 entre mujeres. Para el divorcio no hay todavía datos tan precisos, si bien se computaron 14 en el año 2002 ( siete parejas de mujeres y otras siete masculinas). En 2003 hubo 48 rupturas oficiales, 15 entre hombres y 33 entre mujeres.
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