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Reportaje:LOS DERECHOS DE LOS HOMOSEXUALES

Boda en primavera

Después de 15 años de convivencia y lucha en los tribunales, Miguel Ángel y Antonio se casarán "por igualdad y militancia"

El Instituto Juan de Garay de Valencia, allá por mitad de los ochenta, fue el lugar en el que Miquel Ángel Fernández y Antonio Poveda se encontraron, se conocieron, y comenzaron una relación, con 15 años cada uno, que acabó "por edad y por entorno", comenta Miquel Ángel. Poco después, volvieron a coincidir y llegó la estabilidad. Se fueron a vivir juntos con 20 años, y hasta ahora. "Desde hace 15 años, Miquel Ángel y yo formamos una familia", apunta Antonio. "En este tiempo hemos logrado el reconocimiento de nuestras familias y vecinos y del entorno laboral. Ahora queremos el del Estado". Por eso, hace un año acudieron al Registro Civil para presentar la solicitud de casarse, recurrieron la negativa inicial del juez y, gracias a este trámite, serán de las primeras parejas españolas que obtendrán la autorización, una vez que el Gobierno saque adelante la reforma que permitirá casarse a los homosexuales y les abrirá las puertas a la adopción.

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El hecho de poder contraer matrimonio no es ningún capricho. "Me quiero casar porque quiero acceder a los derechos que tiene cualquier otra pareja". Antonio, de 35 años, se refiere a la herencia, la condición de viudedad o cuestiones como poder hacer declaraciones de la Seguridad Social de forma conjunta. "Es una forma de tener seguridad como pareja", dice Miquel Ángel.

Pero, por encima de todo, su deseo responde a algo más abstracto y a lo que conceden aún más importancia: acceder al reconocimiento de una situación de igualdad con el resto de parejas. Por eso, Antonio rechaza fórmulas que esquiven el término matrimonio entre gays, como propone el PP, o que impidan la adopción. "Sería como cuando se reconocieron los derechos a las mujeres, pero se les impedía votar, o como cuando bajo el apartheid se garantizaba la educación, pero en escuelas separadas, para blancos y negros. Los derechos son un todo, no se pueden trocear", concluye.

Miquel Ángel es secretario de la Federación Estatal de Lesbianas, Gays y Transexuales (FELGT), y Antonio, coordinador del Col.lectiu Lambda, la principal entidad de homosexuales de Valencia. Por ello, no es de extrañar que, junto a estas razones, pese también la "militancia" en la decisión de casarse. Esta actitud les llevó a hacer pública su opción sexual en el momento de irse a vivir juntos. "No estaba dispuesto a esconder mi amor por mi pareja, por lo que decidimos salir del armario", recuerda Antonio. Desde entonces, en "muy pocos casos" admiten haber sufrido rechazo por su condición homosexual, aunque sí que han pasado por reacciones curiosas. Como cuando Antonio salió con su pareja en un programa de televisión y un compañero suyo de la factoría Ford, en la que trabaja, se le acercó con complicidad y le comentó que había visto el programa, pero que podía contar con su discreción y no lo diría a nadie. "¡Pero si salía en la tele era porque no me importaba que lo supiera la gente!", recuerda divertido.

En el entorno familiar les costó un poco hacerse a la idea, aunque los dos tenían muy claro que debían ir juntos a todas las comidas familiares y actuar de forma natural, como las parejas del resto de sus hermanos. Ahora, la relación es "estupenda" con los suegros y el resto de hermanos. "Están deseando que nos casemos", comenta Antonio.

De momento, no hay fecha, aunque la intención es que sea en primavera o, como muy tarde, a principios de verano. "Primero tenemos que recibir el visto bueno de los tribunales", comenta Miquel Ángel. Tras la negativa inicial a conceder la idoneidad a la solicitud de matrimonio que presentaron el octubre pasado, los novios recurrieron a la dirección general de Registros y Notariado, donde este documento duerme hasta que la nueva ley dé vía libre a la unión. Entonces, con el permiso en la mano, podrán casarse.

Si la fecha no acaba de estar clara, menos está quién será el encargado de oficiar la ceremonia. Primero porque, puestos a elegir concejal o alcalde, la cosa no sería fácil: "Cada uno votamos a un partido distinto", apunta Antonio con sorna. A Miquel Ángel le haría ilusión que fuera Pedro Zerolo, concejal del Ayuntamiento de Madrid y ex presidente de la FELGT, pero quizás no pueda ser, al haberse tramitado la solicitud en Valencia. En todo caso, "no será un motivo de discusión", y lo que no duda Miquel Ángel es que "será una boda nada típica". "Una especie de homenaje después de 15 años", apunta Antonio.

Antonio Poveda besa a su novio, Miguel Ángel Fernández, ante el registro civil de Valencia.
Antonio Poveda besa a su novio, Miguel Ángel Fernández, ante el registro civil de Valencia.TANIA CASTRO

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