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Columna
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Desencuentros

El Gobierno de Zapatero no marginará a Madrid. Los temores expresados públicamente por la presidenta regional parecen conjurados a la vista de los Presupuestos Generales del Estado del 2005. Según las cuentas presentadas esta semana en el Congreso de los Diputados, los distintos ministerios invertirán en nuestra región casi un 20% más de lo que presupuestó para el 2004 el último Gobierno del Partido Popular. El dato es muy relevante sobre todo porque Aznar siempre transmitió la sensación de dispensar a Madrid un trato de favor cuando en realidad los números contradecían tal supuesto. Una impresión errónea de la que debió participar neciamente el portavoz de Ezquerra Republicana de Cataluña al describir Madrid como un agujero negro. Olvida el señor Puigcercós los privilegios económicos de que gozó la Cataluña de Puyol cuando el Gobierno del PP necesitó de los apoyos nacionalistas. Es lógico que cada región pelee por obtener todos los recursos que pueda, pero no haciendo demagogia barata ni acusando a terceros de disfrutar de unas ventajas inexistentes. Ya se sabe que el que no llora no mama y Esperanza Aguirre en el Debate sobre el Estado de la Región hizo una demostración de cómo ponerse la venda antes de que aparezca la herida. "No vamos a consentir que nos asfixien ni estamos dispuestos a ser un desierto de inversiones", manifestó la señora presidenta enfatizando su determinación.

Las cifras presupuestarias demuestran ahora que no habrá tal desierto aunque, en principio, no todas las palmeras estarán donde ella quería. Las partidas de asuntos sociales y las inversiones del Ministerio de Fomento son las que registran mayor incremento. Habrá dinero por ejemplo para la necesaria ampliación de la M-50 y hasta para la M-60 que siempre reclamó la señora Aguirre. No lo hay en cambio para construir la Radial 1 de peaje, que discurrirá paralela a la carretera de Burgos. Puedo entender las reticencias del Gobierno socialista a las radiales de pago ante la discutible eficacia de las construidas hasta ahora. Sin embargo, sea de peaje o de gratis es evidente que la A-1 necesita una alternativa con carácter de urgencia. La progresión del trafico en la salida norte es de tal naturaleza que en pocos años ha pasado de ser la salida mas desahogada a situarse al borde del colapso. Con todo, al día de hoy el escenario de mayor desencuentro entre la Comunidad de Madrid y el Ministerio de Fomento es la ampliación del Metro a la nueva terminal de Barajas, un proyecto que ambos consideran imprescindible y que ninguno quiere pagar. Fomento entiende que el Metro es cosa de Madrid y el Ejecutivo autonómico que es una infraestructura interna del propio aeropuerto y, por tanto, de carácter nacional. En honor a la verdad, hay que decir que, acertada o equivocadamente, Esperanza Aguirre mantiene con el Gobierno socialista la misma posición que le participó al anterior Ministro de Fomento, Francisco Álvarez-Cascos. Otra historia distinta son las formas. El tono de la carta enviada por la ministra Magdalena Álvarez a Esperanza Aguirre exigiéndole la ejecución inmediata de las obras responde sin duda a las broncas que públicamente le ha dedicado la presidenta regional por no recibir a su Consejero de Transportes. Un tono en el que ambas partes muestran sin pudor alguno lo poco que se aman y lo menos que les importa exteriorizarlo. A ellos, como políticos, les puede interesarles escenificar estos pulsos públicamente pero a los madrileños no. Aquí nadie tiene que acostarse con nadie sólo sentarse a dialogar profesional y honestamente para definir qué acciones hay que emprender con carácter prioritario y que puede aportar cada uno para mejorar la vida y la movilidad de una región cuyo funcionamiento repercute en todo el país.

Al Gobierno de la Nación le corresponde el dibujar un Plan de Infraestructuras del Estado en Madrid al que, desde luego, no puede ser ajeno ni el Gobierno regional ni tampoco el Ayuntamiento de la capital, que por cierto también tiene sus diferencias con la Comunidad por lo del tren ligero. Tengo a Magdalena Álvarez por una persona cabal y no creo que el problema sea el recibir al consejero Granados, que es un tipo limpio y aseado con el que resulta difícil salir tarifando. En Madrid hay cosas que no admiten esperas y en la bronca se gasta demasiado tiempo y energías. Un poquito de por favor.

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