Los niños de la guerra
La Beneficència de Valencia exhibe en una exposición el drama de los menores exiliados a causa de la Guerra Civil
La Guerra Civil (1936-1939) marcó ferozmente la historia de España. Devastó el país, costó la vida a cientos de miles de personas, y dio lugar a una dictadura que se alargó cerca de 40 años. La contienda tuvo dramas menos conocidos, como los que recoge la exposición El exilio de los niños, que mañana se inaugura en el Centre Cultural la Beneficència, en Valencia.
La muestra respasa -a través de fotografías, testimonios y objetos personales- la suerte de los más de 30.000 hijos de republicanos españoles que abandonaron de forma organizada el país durante la guerra. Una diáspora que los esparció desde México hasta la Unión Soviética. A ellos habría que sumar a otros 70.000 menores que los responsables de la exposición, las fundaciones Pablo Iglesias y Largo Caballero, calculan que salieron de España con sus familias a principios del año 1939.
La fotografía de Robert Capa Niña sobre maletas sirve de apertura a una exposición que cuenta con fondos gráficos de numerosos archivos públicos y particulares; un documento audiovisual inédito de la Filmoteca Española; fragmentos de las bombas que la Legión Condor lanzó sobre Gernika; los zapatos con los que un crío cruzó los Pirineos, o una aguja de ganchillo, fabricada con un pedazo de alambrada de uno de los campos de concentración franceses en los que estuvieron recluidas familias españolas. Francia acogió a 20.000 niños durante la guerra.
El Gobierno de la República, el Gobierno Vasco y los padres plantearon la salida de los niños como un asunto temporal, una forma de que no sufrieran el horror del hambre y los bombardeos. Pero muchos de ellos se vieron expuestos en los países de acogida no sólo a las consecuencias de la derrota republicana sino a otro conflicto atroz: la Segunda Guerra Mundial.
El régimen del General Franco se esforzó en repatriar a los niños, a los que consideraba necesario reeducar. Salvo México y la Unión Soviética, que no reconocieron la legitimidad del Gobierno fascista, el resto de países procedieron lentamente a una devolución que en 1949 alcanzaba a cerca de 22.000 jóvenes. La exposición aborda también la traumática vuelta de los exiliados, y la vida de los hijos de los presos políticos y los fusilados, internados en los orfanatos del Auxilio Social.
Inaugurada en diciembre de 2003 en Bilbao, de donde salieron buena parte de los menores, Los niños del exilio se ha presentado hasta ahora en otras cuatro ciudades españolas. La de Valencia es una parada significativa, porque en esta ciudad, y en otras de la costa mediterránea, el Ministerio de Instrucción Pública de la República estableció durante la guerra las llamadas colonias escolares. Unos centros que acogían a niños y adolescentes de regiones especialmente castigadas por el conflicto, y que para muchos se convirtió en la primera parada hacia el exilio.
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