El Departamento de Estado corrige a Rumsfeld y dice que habrá elecciones en todo Irak
El clérigo rebelde Múqtada al Sáder rechaza unos comicios bajo la "ocupación de EE UU"
Richard Armitage, número dos del Departamento de Estado, dijo ayer que las elecciones previstas en enero en Irak deben "ser libres y abiertas a todos los ciudadanos, incluso a aquellos que viven en las zonas en las que hay problemas". EE UU, añadió, no considera por ahora la posibilidad de que sean parciales: "No sé de ningún cambio de planes". El día anterior, el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, sugirió que los comicios podrían no celebrarse en esas zonas. "Es mejor que sean imperfectas a que no haya elecciones", subrayó.
"Si sólo puede haber elecciones en tres cuartas partes o el 80% del país, qué se le va a hacer, nada es perfecto en la vida", dijo Rumsfeld ante un comité de la Cámara de Representantes. El jueves, el primer ministro iraquí, Ayad Alaui, aseguró al Congreso que habrá elecciones, aunque matizó que "pueden no ser perfectas". El secretario de Defensa también sugirió que Washington no esperaría a la pacificación total de Irak para empezar a retirar las tropas, cuando el general John Abizaid, jefe del Mando Central, había dicho el día anterior que seguramente habrá que ampliar el despliegue, precisamente para que se celebren las elecciones.
Las palabras de Rumsfeld no fueron muy oportunas después de que el jueves el gran ayatolá Alí al Sistani, líder espiritual de los chiíes de Irak (60% de la población), amenazara con retirar su apoyo al proceso político si no se celebran las elecciones y se corrigen aspectos concretos de la ley electoral que considera escasamente democráticos (la lista cerrada).
"No pasa nada si no pueden votar 300.000 personas; Irak es un país con 26 millones de habitantes", dijo días atrás Alaui, en una referencia directa a Faluya, un bastión de la insurgencia. El 25% del país a que se refiere Rumsfeld comprende sin duda el triángulo suní, una parte de la capital -Ciudad Sáder- donde viven hacinados más de dos millones de chiíes seguidores en su mayoría del clérigo Múqtada al Sáder y tal vez Nayaf, en el sur, y Talafar, en el norte.
La violencia que vive el país (350 muertos sólo en septiembre) es uno de los argumentos que se barajan para justificar el aplazamiento de los comicios. El mando militar de EE UU ha prometido reconquistar las ciudades rebeldes antes de finales de diciembre. Si no lo logra, o enciende la rebelión en otras, los comicios serían una quimera. Hay temor a que Washington quiera posponerlos o limitarlos para favorecer a su valido (Alaui tiene pasaporte iraquí y norteamericano) y que el anuncio se efectúe después del 2 de noviembre.
El coordinador de la ONU en la organización de los comicios en Irak, Carlos Valenzuela, advierte que "las elecciones no son una garantía" de paz. "Deben de ser creíbles" e "incluyentes", sobre todo si abren un periodo constituyente. Y refutó la tesis de Alaui, y por ende la de Donald Rumsfeld: "No estoy de acuerdo con los que afirman que si no votan 300.000 no importa. Deben participar todos, también los de Faluya". "Cuando se celebran elecciones en una situación de conflicto, el objetivo no es sólo elegir un Gobierno, sino el de dar estabilidad y crear un Estado de derecho".
El clérigo chií Múqtada al Sáder, que había considerado en los últimos días su entrada en el proceso político y la posibilidad de concurrir a las elecciones, afirmó ayer a través de un comunicado que emitió la cadena Al Arabiya que esos comicios no se pueden celebrar durante la "ocupación de EE UU". Esta declaración se produce tras la detención de algunos de sus colaboradores y de los ataques norteamericanos en Ciudad Sáder. Sistani ha denunciado esta persecución porque viola el acuerdo logrado por él en agosto para poner fin a la crisis de Nayaf.
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