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Blair alaba una oferta "razonable e histórica" sobre el desarme del IRA

Concluye con avances la ronda negociadora sobre el futuro del Ulster

Tras tres días de intensas negociaciones para impulsar el proceso de paz en Irlanda del Norte, la posibilidad de que el IRA declare el final del conflicto y destruya todos sus arsenales parece más cerca que nunca. "Lo que nos han ofrecido es razonable en su sustancia e histórico en su significado", admitieron ayer los primeros ministros británico e irlandés, Tony Blair y Bertie Ahern, sin detallar esa oferta de desarme.

Sin embargo, los avances en esa materia chocaron con la parálisis en materia institucional. El Proceso de Paz ha entrado en uno de esos momentos definitorios que lo mismo auguran lo mejor que lo peor.

Las ofertas presentadas oralmente por el IRA a través de su brazo político, el Sinn Fein, no sólo merecieron palabras de optimismo de Londres y Dublín, sino incluso del líder unionista radical, Ian Paisley, que, no obstante, advirtió: "Hasta que no lo vea no lo creeré". Y, pese a que las conversaciones mantenidas desde el jueves y hasta ayer en el castillo de Leeds (Maidstone, Kent) terminaron formalmente sin acuerdo, sólo en los próximos días o semanas se podrá calibrar hasta qué punto han constituido un fracaso. Blair invitó a los partidos a "volver a casa y reflexionar", en lo que pareció sobre todo una insinuación dirigida al Partido Democrático Unionista (DUP) de Paisley, que mantuvo sus exigencias en materia institucional.

El DUP tenía dos ministros en el Gobierno autónomo hasta que hace dos años se suspendió la autonomía, pero nunca se ha sumado al proceso de paz con el argumento de que no puede haber relación con los republicanos del Sinn Fein hasta que su brazo armado, el Ejército Republicano Irlandés (IRA), se disuelva y destruya sus arsenales. El DUP, convertido desde las pasadas elecciones en el primer partido del unionismo, bloquea de hecho la restitución de la autonomía con su exigencia de que los acuerdos de 1998 se reformen. Su objetivo es que el Gobierno se constituya a partir de una simple mayoría parlamentaria, sin la exigencia clave contemplada en los acuerdos de paz de que cuente con la mayoría no sólo del Parlamento, sino de cada una de las dos comunidades.

Blair y Ahern ratificaron ayer la vigencia de los dos principios básicos de aquel acuerdo: "Por un lado tiene que darse el completo fin de la violencia en todas sus formas; por el otro tiene que haber un compromiso genuino, duradero y estable de poder compartido". "No podemos volver a la era del mayoritarismo", puntualizó el primer ministro británico en referencia al objetivo de Paisley de que sea la mayoría unionista protestante probritánica la que imponga su Gobierno a la minoría nacionalista católica proirlandesa. Las conversaciones proseguirán, pero a escala ministerial.

Propuestas de desarme

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Aunque ni siquiera el Sinn Fein quiso ayer explicar con detalle qué propuestas de desarme se habían puesto sobre la mesa, todas las partes admitieron avances en esa materia. "Estamos más cerca que nunca de lograr nuestros objetivos [en materia de desarme]", proclamó con cierta retórica el reverendo Paisley, que compareció ante la prensa para leer una declaración, en la que la habitual firmeza de su tono no pudo ocultar el deterioro de su salud.

El líder del Sinn Fein, Gerry Adams, se mostró muy cauto a la hora de analizar las conversaciones. Admitió avances pero rehusó hacer evaluaciones sobre el asunto del desarme. "La clave no es el IRA o la cuestión de las armas, el problema es el unionismo político y sus reticencias a sumarse a un proceso de cambio, a aceptar el concepto de igualdad, a aceptar el acuerdo de Viernes Santo", insistió. Recalcó que cualquier acuerdo para desbloquear la situación "debe ser global", advirtió en referencia al DUP que "todos tienen que hacer una contribución a este proceso, absolutamente todos", y admitió que, según cómo evolucionen los acontecimientos, "podemos estar ante un momento histórico".

Las palabras de Adams y los comentarios en privado de otros dirigentes del Sinn Fein, que hacían especial hincapié en que el desarme del IRA ha de formar parte de un acuerdo general, parecen descartar una de las vías de salida naturales a la actual crisis, y sobre la que se especula cada vez con más fuerza: la posibilidad de que el brazo armado de los republicanos, que ha dejado el terrorismo desde los acuerdos de 1998 pero mantiene la llama de la tensión y la violencia en los barrios más conflictivos de Irlanda del Norte, dé un paso unilateral hacia su disolución. Un escenario semejante restaría fuerza a las posiciones de intransigencia del DUP y abocaría al unionismo radical a plantearse la disyuntiva de si tiene sentido seguir oponiéndose al proceso de paz en esas condiciones.

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