La cumbre anual de Naciones Unidas intenta la reforma del Consejo de Seguridad
El número de miembros aumentará, pero no se ha decidido si alguno de los nuevos será permanente
La Asamblea General de Naciones Unidas se reúne la próxima semana en sesión plenaria con el reto de sacar adelante la reforma del Consejo de Seguridad, empantanada desde hace 10 años. Una apretada agenda de negociaciones aguarda a más de un centenar de presidentes y primeros ministros que han anunciado su presencia a este 59º pleno. Hay consenso para que el Consejo de Seguridad se amplíe desde los 15 miembros actuales a entre 24 y 26, pero sigue sin haber acuerdo sobre la extensión de los miembros permanentes, ni sobre el origen de los nuevos puestos o el uso del poder de veto.
España es contraria a la ampliación del número de miembros permanentes, con o sin derecho de veto. Pero el pleno que arranca el martes en Nueva York debería servir para acelerar los trabajos con el objetivo de cerrar un acuerdo coincidiendo con la celebración del 60º aniversario de la Carta de Naciones Unidas, en 2005.
La reforma busca adecuar la estructura de la ONU a los nuevos retos y amenazas y a la realidad geopolítica mundial. Hace un año, el secretario general, Kofi Annan, creó un panel de expertos que deberá presentar en diciembre un informe con recomendaciones de por dónde deberían ir los cambios. El punto más espinoso se refiere a la composición del Consejo de Seguridad, que en la actualidad cuenta con 15 miembros, de los que cinco son permanentes y con poder de veto -EE UU, Rusia, China, Francia y Reino Unido-. El resto rota cada dos años.
Existe un consenso para que este órgano que vela por la paz y la seguridad se amplíe. El problema aparece a la hora de definir la representación regional y si debe haber nuevos países permanentes y el poder de veto. Lo razonable sería que los nuevos puestos se concedieran a países de los continentes menos representados. Pero el reparto se hará, en todo caso, atendiendo a la aportación de los países en términos financieros y de efectivos, como establece la Carta. En el primer caso favorece a los países europeos. En el segundo, a los asiáticos, que son los que más tropas aportan a las misiones de paz.
Hay seis países que aspiran públicamente a entrar en la primera liga. Alemania, Japón, Brasil, India y Egipto quieren un puesto permanente, también Suráfrica. Berlín utiliza como argumento que es el tercer mayor contribuyente a las arcas de la ONU y pide estar representado en función de su poder económico y peso político. Japón, el segundo detrás de Estados Unidos, utiliza un discurso similar y presiona sugiriendo que reducirá su participación si no se reconoce su peso. Egipto dice que hay que evitar que los nuevos puestos estén confinados a ciertas culturas que puedan imponer su valores al resto y pide un puesto que represente las culturas árabe y musulmana.
Posición española
Brasil, por su tamaño, se presenta como abanderado de los países latinoamericanos. Pero ahí choca con México, Colombia y Chile, que prefieren que haya un mayor número de puestos no permanentes para que se puedan ir turnando. La posición mexicana concuerda con la española. Madrid apoya la ampliación del Consejo, pero es contraria a un incremento de miembros permanentes, con o sin derecho a veto. "Es lo más útil y democrático, porque daría más oportunidad de participar y de aportar a más países", indicaron fuentes diplomáticas.
Sobre el veto, España considera que lo ideal sería que se eliminara. "Pero no es una opción realista porque las grandes potencias nunca renunciarán a este derecho", indican. Se oponen a una ampliación de este poder porque "agravaría la situación existente y se corre el riesgo de un bloqueo total del funcionamiento del Consejo". Los ejemplos más claros son los conflictos en Israel, Chechenia e Irak.
Madrid busca, además, que con la reforma se potencie la coordinación con la Asamblea General y el Comité Económico y Social. El ministro español de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, tiene previsto reunirse con varios miembros del grupo de alto nivel el jueves 23 para exponerle estas ideas y el 24 comerá con los miembros del Coffee Club, uno de los dos grupos que han surgido en paralelo al panel de expertos, que mantienen un debate sobre la reforma.
Italia y Pakistán temen quedarse sin silla en este reparto y realizan un intenso lobby para defender sus intereses. Los cinco países que están en la primera liga callan porque el statu quo les va bien. La idea que se está barajando en aras del consenso es prolongar la presencia de los no permanentes a cuatro o cinco años y eliminar la prohibición de la reelección inmediata. Pero hay dos problemas. Primero, se crearían tres niveles porque la extensión se haría en función de la aportación del país. Segundo, podría crearse una "permanencia de facto" para países como Japón, Alemania y Brasil, con grandes medios diplomáticos.
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