El dinero, asunto clave de la renovación

La tarea más complicada a la hora de afrontar la reforma del Consejo de Seguridad estará en calibrar la representación regional de los países. Las aportaciones a las arcas de Naciones Unidas será uno de los dos elementos que se tendrá muy en cuenta en la ampliación de este órgano. El presupuesto de la ONU para el bienio 2004-2005 está fijado en 3.160 millones de dólares, casi en su totalidad procedentes de las contribuciones que hacen sus 191 miembros.

Este dinero es fundamental para poder financiar los distintos programas patrocinados por la ONU desde la lucha contra el sida a la mejora de educación, de desarrollo y asistencia humanitaria. Pero también se utiliza para cubrir los costes administrativos y de funcionamiento de sus órganos, como los tribunales internacionales para la antigua Yugoslavia y Ruanda, o al alto comisionado para los refugiados (UNHRC). Sin olvidar las misiones de paz, que se llevan la mitad de los fondos.

La ONU tiene establecido un sistema de cuotas por el que cada país contribuye en función de su capacidad de pago. Y si hay atrasos en los abonos, se les puede sancionar con la retirada del derecho de voto en la Asamblea General. EE UU es el primer país contribuyente, con 341,4 millones, al presupuesto ordinario. Le sigue Japón, con 263 millones, Alemania, con 132 millones, y Francia, con 87 millones. Brasil es el país latinoamericano que más aporta, con 69 millones, la misma cantidad que Italia. La cuota de España es de 34 millones.

Si se toma como referencia la aportación financiera de la Unión Europea en su conjunto, sería el principal contribuyente. Por eso hay muchas voces dentro y fuera de Bruselas que dicen que la UE debería tener su propia silla, y aglutinar en ella a los 25 socios de la unión. La idea podría ser posible, pero en la práctica es difícil imaginar que Francia y Reino Unido vayan a sacrificar su plaza en un futuro.