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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

El Humilladero de San Onofre

Sucederá un día de estos, con previo aviso. Seguramente se tratará de un día gris y lluvioso de otoño. Otro día gris para el Patrimonio Histórico de Sevilla. El hermoso templete mudéjar del Humilladero de San Onofre, en el barrio de San Jerónimo, habrá de terminar por los suelos, como nueva víctima de una administración sorda, ignorante e inoperante, que se muestra incapaz de velar por aquello que los ciudadanos le hemos encomendado cuidar con nuestro voto.

Varias décadas después de haber "ahogado urbanísticamente" al bello y majestuoso templete que da nombre a nuestra marca de cerveza más conocida, nuestra ciudad hace ya los preparativos para certificar el acta de defunción de su segundo humilladero más importante. Hace apenas dos meses se hacia público un desolador informe de la Gerencia de Urbanismo en los siguientes términos: El humilladero presenta graves problemas de estabilidad que se materializan en grietas estructurales y que podrían terminar con su ruina en breve plazo. Es 2004 y bien pudiera parecer increíble que estas cosas sigan ocurriendo en Sevilla. Y sin embargo, ocurren. Como decía el poeta alemán Bertolt Brecht, hablen otros de su vergüenza, que yo hablaré de la mía.

Desde ETNOA se nos ocurrió la idea de pedir a la Consejería de Cultura que destinara el 1% del presupuesto de la nueva autovía que conectará Sevilla con Alcalá del Río, a la restauración de dicho templete, tal y como obliga la propia Ley del Patrimonio Histórico de Andalucía. También lo pide casi un centenar de ciudadanos del barrio de San Jerónimo. Pero la Administración prefiere incumplir la ley antes de dejar que un grupo de ciudadanos advenedizos se atreva a sugerirles siquiera como podría salvarse nuestro Patrimonio. Con administradores que entienden el escuchar a los ciudadanos como una claudicación inaceptable, difícilmente podrá elevarse el grado de participación y responsabilidad política de los andaluces. Y así nos va.

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