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España y Francia quieren que la ONU supere el Plan Baker para el Sáhara

El líder del Polisario no recibió al nuevo emisario de Naciones Unidas

Álvaro de Soto, el emisario del secretario general de la ONU para el Sáhara Occidental, está a punto de concluir su primera gira por la región, pero su viaje puede resultar inútil si la diplomacia española y francesa, que trabajan conjuntamente, logran modificar su mandato. Tendrá entonces que regresar a la zona para proponer retoques al plan de James Baker que lo hagan aceptable para Marruecos, que lo rechazó. En cambio, el Frente Polisario y Argelia lo aceptaron y el Consejo de Seguridad lo aprobó por unanimidad hace 15 meses, aunque no tiene intención de imponerlo.

De Soto empezó por visitar al rey Mohamed VI en Meknes; se desplazó después a El Aaiún y a continuación a Tinduf, la zona del desierto argelino donde se encuentran los campamentos de refugiados saharauis. Argel es la etapa siguiente de una gira que concluirá en Mauritania.

El emisario de Kofi Annan no fue recibido por el líder del Polisario, Mohamed Abdelaziz, y sólo se entrevistó el domingo con el "primer ministro" saharaui, Abdelkader Taleb Umar. Con este desaire Abdelaziz quiso, presumiblemente, mostrar su disgusto con el cariz que toman los acontecimientos.

El líder independentista ofreció, en cambio, ayer un almuerzo a Jorge Moragas, el secretario de Relaciones Internacionales del Partido Popular que también recorre los campamentos y que ha reiterado su apoyo al Plan Baker.

Elaborado por James Baker, el antiguo secretario de Estado norteamericano, el plan prevé una autonomía para el Sáhara durante un periodo máximo de cinco años tras el cual se celebraría un referéndum de autodeterminación con un censo favorable a los intereses marroquíes.

Pese a ello, Rabat lo desestimó en julio de 2003 y ahora la diplomacia española se esfuerza, junto a la francesa, porque el Consejo de Seguridad amplíe, a finales de octubre, el mandato de De Soto, según fuentes gubernamentales. El ministro español de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, reconoció, en agosto, en Arcila, que ésa era su ambición.

De Soto dispondría así del margen de maniobra necesario para modificar el plan y lograr, acaso, que sea aceptable para Mohamed VI. Por boca de Taleb Umar, el Polisario ya ha anticipado a De Soto que la propuesta de Baker "no es remodelable ni reajustable".

Altos cargos españoles discuten con los franceses el grado de transformación al que podría someterse el plan. Para que sea del agrado de Rabat, podría incluso perder el nombre de su autor.

"Está por ver si la Administración republicana de EE UU aceptará una iniciativa que emane de gobiernos con los que no mantiene relaciones cordiales y que pretende nada menos que borrar el nombre de un eminente político republicano" como lo es Baker, señala un diplomático español.

El Consejo de Seguridad debe, en octubre, pronunciarse de nuevo sobre el Sáhara porque a finales de ese mes caduca el mandato de la Minurso, la pequeña fuerza de la ONU desplegada en la antigua colonia española.

Tras siete años en el cargo, Baker dimitió, en junio pasado, como representante de Annan para el Sáhara y fue sustituido por De Soto. Desde entonces sólo ha hecho unas declaraciones a la cadena de televisión pública norteamericana PBS en las que criticó con moderación a Marruecos.

Miedo a perder la consulta

"(...) cuanto más cerca estábamos [de la solución], los marroquíes se ponían más nerviosos ante la posibilidad de no ganar el referéndum", recuerda Baker. "Marruecos ganó la guerra y ocupa el Sáhara". "¿Por qué iba a conceder algo?", añade.

El ex secretario de Estado se contesta a sí mismo: "(...) hay una razón por la que debería hacerlo. Jamás recibirá la imprimatur de la legalidad internacional para su ocupación del territorio, a menos que alcance un acuerdo que esté bendecido por la comunidad internacional (...)".

Entre líneas deja entrever una cierta simpatía por los saharauis cuando el entrevistador le pregunta si EE UU no debería apoyar a una sociedad "democrática" y que, pese a vivir en campos de refugiados, alfabetizó al 95% de su población. "Desde el punto de vista del respeto estricto de los derechos humanos y del derecho de los pueblos a la autodeterminación, la respuesta a su pregunta es sí", concluye.

Álvaro de Soto, representante de Kofi Annan para el Sáhara Occidental.
Álvaro de Soto, representante de Kofi Annan para el Sáhara Occidental.ASSOCIATED PRESS

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