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Convergència rechazará la Constitución europea si el catalán no es oficial en la UE

Zapatero impulsa un gran mitin por el 'sí' en Barcelona con Chirac y Schröder

Seis horas empleó en la noche del lunes la ejecutiva de Convergència Democràtica (CDC) para adoptar una posición sobre la Constitución europea. Los convergentes la rechazarán si la Unión Europea no reconoce la oficialidad del catalán y el Gobierno no aprueba un reglamento que permita la presencia directa de la Generalitat en los organismos comunitarios. Ante las dudas convergentes, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha elegido Barcelona para dar un gran mitin por el sí junto al presidente francés, Jacques Chirac, y el canciller alemán, Gerhard Schröder.

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Artur Mas y Jordi Pujol, secretario general y presidente de CDC, respectivamente, tuvieron que batallar a fondo en la tarde del lunes (hasta bien entrada la madrugada) para que de la ejecutiva no saliera un no categórico a la Constitución y, por tanto, el partido se viera obligado a hacer campaña en contra. De los 55 miembros de la ejecutiva, tan sólo tres (el senador Carles Gasòliba, el eurodiputado Ignasi Guardans y el vicesecretario general de CDC, Antoni Fernández Teixidó) se declararon partidarios del sí. Una abrumadora mayoría que Mas pudo capear con un documento que fija dos condiciones "fáciles de aceptar" por el Gobierno español, según el dirigente nacionalista.

En primer lugar, CDC exigirá que el catalán sea lengua oficial en la Unión Europea, tal como ya ha solicitado el Gobierno español también para el resto de las lenguas autonómicas. Es decir, que el catalán sea lengua de tratado, lo que comporta la traducción de los documentos oficiales y la posibilidad de dirigirse a los organismos comunitarios en esta lengua. Además, CDC pide que el catalán pueda usarse en algunas sesiones del Parlamento europeo.

Intervención en comisiones

Los convergentes plantean asimismo al Gobierno español que regularice la presencia directa de las autonomías en la Unión Europea al estilo de los länder alemanes. De este modo, un representante del Ejecutivo autónomo formaría parte de la delegación española y los consejeros podrían intervenir en las comisiones que abordaran temas cuya competencia exclusiva fuera de la Generalitat.

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Lo aprobado en la ejecutiva del lunes tan sólo es un documento que el 2 de octubre deberán debatir los casi 2.000 delegados convergentes asistentes al congreso extraordinario. Y a tenor de la opinión mayoritaria de la dirección y del ambiente que reina entre las bases, el congreso podría endurecer los requisitos para dar su beneplácito a la Constitución. En el peor de los casos para CiU, CDC se vería obligada a abogar por el no mientras que sus socios de federación, Unió Democràtica, defenderían el en el campaña electoral.

Las dudas de Convergència son seguidas con una extraña mezcla de satisfacción y preocupación por los socialistas. Por una parte, el PSC se regodea con la batalla interna en CDC y subraya la "falta de liderazgo" de Mas. Pero por otra, ve alarmado cómo se alimenta a los partidarios del no, teniendo en cuenta que los socios de gobierno de Pasqual Maragall -Esquerra Republicana e Iniciativa per Catalunya Verds- también apuestan claramente por el voto en contra.

Para afianzar el en esta comunidad autónoma, el secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha encargado a los socialistas catalanes la organización de un gran mitin en Barcelona a favor de la Constitución europea, que se celebrará en principio a mediados de enero, según informaron fuentes del PSC. Su objetivo es que el acto vaya más allá de la familia socialista y sirva al mismo tiempo para dejar claro de nuevo el giro de aproximación a Francia y Alemania que ha imprimido el PSOE a la política exterior de España.

En principio, tomarían la palabra, además de Zapatero, el presidente francés, el gaullista Jacques Chirac; el canciller alemán, el socialdemócrata Gerhard Schröder, y otro líder europeo aún por confirmar. Las mismas fuentes señalaron que este acto fue acordado en la cumbre que los tres mandatarios celebraron el lunes en Madrid.

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