Voluntad política
Astilleros no se cierra. Pero para evitarlo lo primero que se necesita es voluntad política, propuestas en positivo y no el discurso fatalista del PSOE. La primera cuestión es si existe voluntad política para mantener abiertos los astilleros. Hay quienes entendemos que sí y quienes se obcecan en que es inviable y les basta con aspirar a hacer el menor daño posible. Pero entre el sí y el no hay una notable diferencia, porque los que estamos dispuestos a trabajar para la continuidad del actual sector naval andaluz priorizamos la búsqueda de soluciones, mientras que aquellos que están interesados en firmar su defunción sólo alcanzan a plantear los caminos menos dolorosos para su cierre.
La Unión Europea se ha convertido en el argumento principal para quienes han optado por cerrar astilleros. Sin embargo, si uno mira atrás y hace balance aparecen situaciones muy similares a la vivida hoy por astilleros. Pensemos en Santana. Pero, claro, entonces la voluntad política fue bien distinta.
Los astilleros públicos no pueden ni deben dividirse, ya que de todos es conocida la aseveración de "divide y vencerás". Y menos aún han de fragmentarse de forma tan caprichosa como llegar a negar hoy el carácter militar de los astilleros de San Fernando. Un hecho que evidencia que el informe de la SEPI no es más que una excusa para cerrar unos astilleros sí y otros no.
Con este drástico cierre y la privatización de los astilleros públicos se nos está negando la capacidad de investigación e innovación tecnológica en este sector. Ni la SEPI impulsó en su momento la revolución tecnológica que pedía a gritos el sector, ni las distintas Administraciones, las infraestructuras necesarias en el entorno para abrir nuevos mercados. Basta con remitirse a los astilleros de Sevilla, actuaciones tan significativas como la construcción de una nueva esclusa posibilitaría la realización de embarcaciones de mayor tonelaje y más carga de trabajo.
De esto se desprende que los técnicos de la SEPI, más que en hacer informes peregrinos, lo que tendrían es que afanarse en buscar carga de trabajo. Y por último, nos queda el plan presentado por los sindicatos y que los responsables públicos han tenido a bien no considerar. Pero que no se aborde un nuevo plan de ajuste de personal si no va acompañado de uno de rejuvenecimiento de la plantilla y atentos a la subcontratación y las condiciones en que ésta se producirá.
Total, si ya se había decidido dar el cerrojazo al sector industrial andaluz. Si el Gobierno andaluz ha llegado a plantear la cesión de suelo industrial para la creación de empresas en las zonas afectadas y hasta las ayudas al fomento del empleo están suspendidas. Asistimos a la paralización de Andalucía con la complacencia del Gobierno andaluz.
Antonio Ortega es presidente del grupo del PA.
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