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Tribuna
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Notas del ardiente estío

Camps.- Parece que este verano se la llevó al río. Vencidas las huestes hostiles, aunque no convencidas. Se le ve más firme y más presidente. Su agresividad verbal va adquiriendo el perfil de la inercia del poder seguro. Es un buen orador, sin rastro de timidez. Los peligros que ahora afronta proceden más de sí mismo que de sus rivales en el partido. Creciente propensión al victimismo. Vigílese, conténgase, no se ahogue en el Ebro. Cuídese de la economía valenciana, que no es rutilante.

Paro.- El paro aumentó en España el pasado agosto. 13.217 víctimas más. Curioso. En Madrid, el PP ya ha lanzado sus primeras andanadas contra la política económica del Gobierno. El ex ministro Michavila, rebosante de buenas intenciones, le ha lanzado a Solbes un paquete de recomendaciones para detener la desaceleración de la economía. Él (ellos) sabe mejor que el ministro lo que conviene y deja de convenir. Algunas de las pautas apuntadas, jamás las emprendió el PP y quedáronse en cháchara. Pero ándese con mucho tiento el Gobierno, pues el PP tiene más que demostrada su habilidad para colorear de negro lo blanco y lo blanco de negro sin que la mayor parte del electorado se entere.

El incremento del paro, por otra parte, y bien se lo saben Michavila y hasta el gato del Congreso, si es que lo hay, es debido en primer lugar a la mala temporada turística, que no es invento de Solbes, sino de la competencia extranjera; y si algo ha de preocupar es que eso sea coyuntural y no el principio de una tendencia. Téngase en cuenta, además, que nuestra clientela, fundamentalmente europea, se halla estancada y asustada por la inestabilidad producida por el petróleo y la guerra. He dicho curioso porque la Comunidad Valenciana se ha llevado la palma del paro (con más del 40% del total), sin que, cuando escribo estas líneas, se le haya achacado el tropiezo al Gobierno. "Coyuntural, típico del mes, finalización de los contratos de muchos trabajadores empleados en la construcción" y que "suelen ser renovados a partir del día 1 de septiembre, etc.". Cierto que en Cataluña el tropiezo ha sido mucho menor y ciertas otras cosas, pero valga. No se cae en lo grotesco de echarle la culpa a Solbes.

Demografía.- Europa ha crecido en casi dos millones de habitantes y España es el país que más ha contribuido a tal novedad. Pero aún quedamos lejísimos de China y la India. Un dato triunfal por una parte, triste por la otra, así se entendía en la radio que escuché. Pasmoso. Como si la potencia económica de los países o su capacidad bélica tuvieran mucho que ver con la demografía galopante. Israel nos haría morder el polvo en 24 horas. Capital humano, sí, pero cualificado y con alta disponibilidad tecnológica y adquisitiva. Gente hay mucha en el mundo y está muy mal repartida. Europa, superpoblada, pero vacía en comparación con China y, sobre todo, con India. Más que faltarnos gente a nosotros es que a ellos les sobran centenares de millones; y ni su espectacular avance tecnológico pondrá remedio a esta calamidad en tiempo previsible.

Incendios.- La vegetación mediterránea es muy sensible al fuego. Concedido esto, el bocado de la Calderona que se ha llevado el fuego, habría sido menor, o no habría sido, de reunir esa joya forestal los requisitos necesarios derivados de su condición de parque natural. Causa impotencia e ira la frivolidad con que aquí se dictan leyes y se establecen normas sin la menor intención de cumplirlas. Decir parque natural viste mucho, si bien con eso no se inhibe la fogosidad del fuego; pero si un rasgo idiosincrásico vale para toda la península es la desidia. Se hizo una ley para los perros peligrosos -que en realidad son todos, es cuestión de grado- en 1999. Se perfeccionó en 2002. No se cumple la tal ley y puedo apostar y apuesto a que se podrían contar con los dedos de una mano los diputados que la conozcan con detalle. Así que los perros siguen despedazando a niños y ancianos.

Kioto.- La ministra Narbona tropieza con pegas para poner en práctica su plan de reducción de gases ponzoñosos, a un ritmo del 3% anual y con un coste (también anual) de 85 millones de euros. Cristina Narbona se está convirtiendo en la bestia negra de la oposición. No se quiere ceder un palmo así el país se envenene, se abrase y se desertice. Será que tras ella está Borrell, que es nombrar al diablo, sobre todo aquí en Valencia.

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Autonomías.- Vista la deriva, uno ya se inclina por el Estado federal, a pesar de que aquí (no como en Alemania o Estados Unidos), nos conocemos mal y nos queremos peor, a pesar de erupciones esporádicas como el Prestige y el 11-M. Quisiera equivocarme, pero mi impresión es que hemos llegado al siglo XXI sin esa empatía mutua que constituye la verdadera esencia de una nación. Como fuere, en un Estado federal las cuentas están más claras y se sabe mejor quién es quién. Paradójicamente, además, los Estados federales avanzados, sin renunciar los federados a sus respectivas idiosincrasias, se arriman más y más al centro. Ocurre en Estados Unidos desde su fundación, está ocurriendo en Alemania y, como observara Indro Montanelli, en Suiza. Existe compatibilidad entre unos estados federados fuertes y un Gobierno federal fuerte. En la España autonómica ni pensar quiero lo que puede venir en los próximos años. Si bien, de nuevo, ojalá me equivoque.

Ciencia europea.- Este verano, Euroscience ha reunido a más de mil científicos. Ha sido creada la Iniciativa por la Ciencia en Europa, lo que da a entender que en la cuna de los grandes de la ciencia y la tecnología, el asunto no marcha bien. La culpa, en última instancia, es del hombre medio, que ya no tiene la excusa de los tiempos de Ortega. Hoy tenemos en Europa muchos millones de estudiantes universitarios, y aunque sometidos a la misma manipulación que todo el mundo, tan narcotizados como mi vecindario no deberían estar. ¿Se imaginan una gran manifestación en París o Berlín a favor de una ciencia europea básica y continental? ¿Con disponibilidad de al menos un 3% del PIB, como en Japón y Estados Unidos? Sin embargo, es un asunto capital para el avance hacia una Europa unida y no devorada. ¿Acaso sería un peligro identitario? La ciencia no tiene patria.

¿Aportaría España ese 3% del PIB? Me temo que ni en sueños. Por no hablar de la mayoría de los 25 miembros de la UE, los que no saben por dónde cae Portugal, pero sí las Américas.

Manuel Lloris es doctor en Filosofía y Letras.

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