El curso escolar se inicia con pocos incidentes y creciente presencia de hijos de inmigrantes
Camps aboga por la "convivencia" y los sindicatos reclaman medidas para la integración
El curso escolar en infantil y primaria comenzó ayer con normalidad, según coincidieron en señalar Administración y sindicatos. Las incidencias fueron escasas, excepción hecha de 2.297 niños que no pudieron acceder a los centros por falta de adecuación de las aulas o por la ausencia de profesores. La creciente presencia de los hijos de inmigrantes, que asciende a 56.289 matriculados de un total de 391.231 alumnos, es una de las notas más importantes de este inicio de curso. Tanto que el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, abogó por la "convivencia", mientras los sindicatos reclamaron medidas de integración.
En un colegio público de Alicante tan sólo el 30% del alumnado es español
En el amplio perímetro que conforman la avenida de la Constitución, la calle de Alboraia y el cauce del río Turia, frente al centro histórico de Valencia, las primeras en llegar a las puertas de las guarderías y colegios de infantil y primaria, ayer, fueron las madres inmigrantes, que tras dejar a sus hijos, tienen que salir pitando a sus trabajos -casi todos empleo doméstico, sin legalizar, y por tanto sin prestaciones-, como bien sabe Guadalupe. Una ecuatoriana de 39 años, que tiene a su cargo tres niños en edad escolar -una hija de 9 años, un bebé de menos de 3, y un nieto de 9 meses-, además de la hija mayor, sin trabajo. Escolarizar a los bebés le cuesta 191 euros por cabeza, más los gastos extraescolares que paga por la hija que estudia primaria. Todo su salario mínimo interprofesional, que gana trabajando en la cocina de un restaurante. Para vivir, tiene que hacer horas extras limpiando casas. Lupe no es una excepción.
Al contrario, el problema de la integración escolar de los alumnos inmigrantes está "antes de llegar al aula", resume Esteban Montesinos, secretario general de Fete-UGT. "Se requiere un debate urgente entre Administración, sindicatos, profesores y patronales, para cambiar el sistema de admisión de alumnos, que bloquea el acceso gratuito y en condiciones de igualdad del alumnado inmigrante en los centros sostenidos con fondos públicos", afirma.
De lo contrario, coinciden Manuel Picó, de CC OO, y Vicent Mauri, del STEPV, la bolsa de inmigrantes escolarizados en la red pública (que supera el 80%, según los datos oficiales) puede convertirse en guetos o en falta de cohesión social. Desde algunas patronales, se levantan voces como la de Guillermo Corbí, profesional de la enseñanza concertada que hace tiempo que aboga por un debate en profundidad que facilite una mejor integración.
La realidad, no obstante, es testaruda, pese al empeño del presidente Francisco Camps, que ayer volvió a abogar por una educación basada en la "convivencia" desde el colegio público San Francisco de Asís de Alicante. Los colegios públicos, como es el caso del San Fernando, en la calle de Bellús de Valencia o el Benalúa, en el distrito de la Malva-rosa, hace ya cuatro cursos que ven cómo la matrícula de niños inmigrantes se desborda (el 70% del alumnado es extranjero) y las aulas "no disponen de las dimensiones mínimas exigidas", ni de "un patio de recreo" decente, ni de un par de ordenadores en las aulas.
En Alicante, que concentra 30.000 inmigrantes, la partitura se repite. Como en el colegio público de San Roque, en pleno centro, que desde hace años es un crisol de culturas diferentes. Allí el 30% del alumnado es español, otro 30% magrebí, un 30% latinoamericano y el 10% restante procedente de países del Este o China, según la dirección. En este colegio cuatro niños jordanos, hijos del imán de la mezquita de Alicante, comenzaron ayer las clases con "ilusión y ganas", según comentó el mayor de los hermanos, de 8 años. El colegio tendrá una ayuda adicional, ya que a los dos profesores de apoyo que se encargan de dar clases de refuerzo en castellano y valenciano a los extranjeros, se incorpora un logopeda a media jornada.
Educación dispone de 362 profesores para atender el área de educación compensatoria, 101 más que el año pasado. Cifra "insuficiente" para atender las necesidades de los 56.000 alumnos inmigrantes, según opinan sindicatos y profesionales como Vicent Sellés, de la plataforma de directores de Primaria de Alicante que, si bien reconoce que "la normalidad" se impuso ayer en la jornada formal de inicio de curso, el flujo de inmigrantes a lo largo del curso es "continuo y constante". La consejería reconoce que a lo largo del curso se incorporarán entre 5.000 y 7.000 inmigrantes más, según datos de los últimos cuatro años. La plantilla de profesores, sin embargo, será la misma. El peso de la integración recae, pues, sobre el docente, quien siente que su labor no es reconocida, según confirman los estudios laborales de los tres sindicatos citados.
El presidente Camps optó ayer por acudir al colegio San Francisco de Asís y celebrar la aplazada reforma del centro con un discurso donde aplaudió el hecho de que tras 9 años de reformas y obras, este curso arranque con 35.000 plazas escolares públicas más. Y se comprometió a invertir los 1.000 millones de euros anunciados en junio bajo la marca CreaEscola.
Sin embargo, pocas horas más tarde, la Plataforma en Defensa de la Escuela Pública de Alicante denunciaba "el retraso" en las obras y adecuación de centros. La plataforma celebró "una inauguración virtual" del colegio El Palmeral, que desde hace dos años aguarda la prometida reforma integral. En el Joaquín Sorolla, también de Alicante, la supresión del transporte escolar irritó a los padres de los 50 niños que acuden al centro porque es el único con línea en valenciano. Mientras, el secretario autonómico de Educación, Máximo Caturla, se congratulaba por uno de los inicios de curso más tranquilos de los últimos 9 años de gestión popular, ya que las "incidencias" se redujeron, según precisó, al 0,58% del alumnado, es decir, 2.297 niños de 12 centros que por protestas de los padres o retrasos en las infraestructuras no empezarán hasta el próximo día 13.
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