La escasa protección social, causa del elevado paro femenino en España
El 57% de las españolas en edad laboral no trabaja, uno de los porcentajes más altos de la UE
El hecho de que Dinamarca gaste tres veces más en protección social que España y que, a su vez, en aquel país la tasa de paro de las mujeres sea tres veces menor no es una casualidad. Un estudio hecho por un equipo de investigadoras españolas para el Parlamento Europeo demuestra que hay una correlación entre el nivel de gasto en servicios sociales para el cuidado de niños y personas dependientes y el nivel de empleo de mujeres. España ocupa uno de los peores puestos de la UE. La Eurocámara sugiere una mayor inversión en servicios de calidad para fomentar la igualdad.
El objetivo del pleno empleo en la Unión Europea, fijado por los líderes para el año 2010, tiene dos enemigos: la transformación económica de los países del Este que se han unido al club y, sobre todo, la baja participación de las mujeres en el mercado de trabajo, que continúa estancada. Por encargo del Parlamento Europeo, el equipo español Almenara ha escarbado en las razones de tal situación analizando los distintos sistemas de seguridad social de la UE y su relación con este problema que parece endémico en los países del sur, como España, Grecia o Italia.
Las conclusiones del informe titulado Régimen de la seguridad en la UE y su impacto en la conciliación de la vida familiar y la vida profesional, que fue presentado la pasada semana en la comisión de Derechos de la Mujer del Parlamento Europeo en Bruselas, evidencian esa relación directa entre gasto en protección social y empleo remunerado femenino.
Los mejores modelos
Pero, además, el informe analiza cuáles son los mejores modelos de gasto para promover el acceso al mercado laboral de las mujeres. Una ayuda económica estatal, por ejemplo, para la crianza de los niños o el cuidado de las personas dependientes, dice el estudio, puede disuadir a la mujer de acceder a empleos que, en la mayoría de los casos, están peor remunerados y son más precarios que los de los hombres. "Parece que el desafío", dice el informe, "reside en garantizar una amplia gama de servicios variados y de elevada calidad para el cuidado de los niños a precios razonables y orientados a las necesidades locales".
El estudio, que se ha hecho sólo sobre los quince antiguos miembros de la UE (sin los diez del Este y del Mediterráneo que se incorporaron en mayo pasado), constata que los sistemas de protección social de la UE son demasiado dispares. El español apenas resiste comparaciones. De los quince, España registra la tasa de paro femenina más alta (15,2%), la tasa de actividad en el tramo de edad de 25 a 65 años más baja (54%) y un gasto en protección social per cápita (3.253 euros) que sólo supera al de Portugal.
La llegada de los diez nuevos países ha usurpado a España el farolillo rojo, pero en paro femenino, por ejemplo, sólo Polonia y Eslovaquia tienen niveles tan escandalosos. La gran diferencia es que en estos dos países el desempleo azota a ambos géneros prácticamente por igual (18% en los hombres y 19,7% en mujeres en Polonia; 15,1% y 16,9% en Eslovaquia), mientras que en España la discriminación es mucho más evidente: 8,1% de tasa de paro masculino frente al 15,2 femenino.
"Los servicios de guarderías en España o de atención a las personas dependientes son casi inexistentes; de ahí la mala situación de las españolas a la hora de acceder al empleo", explica Elisabeth Villagómez, una de las autoras del informe, que sugiere una mayor armonización en Europa en los sistema se seguridad social y, sin duda, un mayor nivel de gasto.
Porque la ventaja de elevar el gasto social para promover el empleo femenino no viene dado sólo por esa mayor oferta de servicios. El informe señala la contradicción aparente de que los países con más impuestos registren también los más altos porcentajes de mujeres trabajadoras. La razón es que el gasto público suele destinarse a promover los servicios de salud, educación o sociales, que suelen generar mucho empleo femenino.
Conciliar la vida familiar
Pero conciliar la vida familiar y profesional no es un asunto sólo de mujeres. La meta es compartir tareas, lo que para los hombres es, en algunos países, extremadamente difícil. Un padre finlandés dispone de dieciocho días de permiso tras el nacimiento de un hijo. Un padre español sólo tiene dos días y un irlandés, 24 horas, como señala otro informe de la Eurocámara. El presentado la semana pasada incide, además, en la necesidad de que los derechos sean individuales. Un español sólo puede disfrutar de mayor permiso parental si se le reduce a la madre y sólo cuando esta última tenga derecho al mismo.
La igualdad es uno de los pilares de la UE, que la consagra en su borrador de Constitución. Elisabeth Villagarcía, que es economista, asegura que la igualdad genera, además, mayor bienestar y más crecimiento económico. Los países nórdicos son un buen ejemplo de ello.
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