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LA LUCHA CONTRA EL CAMBIO CLIMÁTICO

Los ecologistas apoyan el plan, aunque creen que se queda "corto"

Critican el trato que recibe el sector eléctrico

Las organizaciones ecologistas coincidieron ayer en valorar el "cambio de tendencia" del Plan Nacional de Asignación de Emisiones , pero no dejaron de plantear dudas e insatisfacciones ante esta iniciativa que pretende corregir la inercia de la Administración española ante la amenaza del cambio climático. Tanto Greenpeace como Ecologistas en Acción creen que el plan se queda "corto" y critican que el sector eléctrico reciba un trato, en su opinión, demasiado favorable.

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El Gobierno aplaza a 2008 el grueso de la reducción de emisiones fijada por Kioto

Greenpeace calificó de "positiva" la aprobación del plan, aunque matizó que "podría haber sido más ambicioso". "Es la primera vez que un Gobierno español presenta un plan que es coherente con el cumplimiento del Protocolo de Kioto", admite Emilio Rull, responsable de Cambio Climático de la organización, "y, pese a que se queda corto en ambición, lo urgente es que se ponga en marcha". Greenpeace destaca como especialmente positivo que no se destinen fondos públicos para subvencionar a las empresas privadas en la compra de derechos de emisión y que no se permita la agrupación de instalaciones ni que se arrastren derechos establecidos para 2005-2007 al periodo de obligado cumplimiento 2008-2012.

Sin embargo, Greenpeace cree que la reducción de emisiones debería empezar antes de 2008, y que el sector eléctrico tendría que haber recibido una asignación menor. "Hay que consolidar el sistema de primas a las energías renovables", indica Greenpeace, "y aprobar una ley general de esas energías. Los mecanismos de Kioto deben usarse únicamente en proyectos de renovables y que sean eficientes. Resulta urgente una reforma fiscal que grave el derroche de energía e incentive las renovables". Además, la organización propone una revisión del Plan de Infraestructuras de Electricidad y Gas, y un plan de acción para el transporte que vincule la renovación de la flota de vehículos con la estricta vigilancia de los niveles de emisión de dióxido de carbono. En este sentido, aboga por incorporar limitadores físicos de velocidad en los vehículos.

Por su parte, Ecologistas en Acción, que hace unos días señaló que el plan nacional era "un paso para cumplir Kioto, pero demasiado pequeño", saludó ayer el hecho de que "el Gobierno plantea un cambio respecto al guiño de complicidad del PP hacia los sectores industriales implicados". "Apreciamos el valor que tiene el plan", dice Ladislao Martínez, responsable de Energía de la organización, "pero es verdad que es muy tímido para intentar atajar el cambio climático que se prevé afectará a España. Los borradores del plan eran más fuertes: se planteaba una reducción del 0,4% de dióxido de carbono respecto a las emisiones de 2003, y en cambio se queda en un 0,2%".

Ecologistas en Acción critica que el plan "mantiene el escenario macroeconómico y energético heredado del Plan de Infraestructuras de Electricidad y Gas del PP, que eran muy poco realistas". Como ejemplo, la organización recuerda que ese plan preveía unos precios del petróleo de entre 23 y 28 dólares, "absolutamente ridículos en la actualidad", eindica que el plan es "excesivamente favorable" al sector industrial y a los "nuevos entrantes" en la generación de electricidad. "Se conceden derechos de emisión de 17.000 megavatios, lo cual parece exagerado".

Más cerca de Kioto

El Protocolo de Kioto se aprobó en 1997 y desarrolla la Convención sobre Cambio Climático de la ONU establecido en la Cumbre de Río de 1992, con la meta de estabilizar "las emisiones de gases de efecto invernadero en la atmósfera a un nivel que impida interferencias antropógenas peligrosas en el sistema climático".

Kioto se compromete a controlar con objetivos cuantificados las emisiones producidas en los países desarrollados, y llegar a reducirlas en 2008-2012 un 5,2% respecto a los niveles de 1990. Ese porcentaje es una media: la UE debe reducir un 8%, EE UU un 7%. Este último país ha anunciado que no va a cumplir sus compromisos y el tratado todavía no ha entrado en vigor a falta de la ratificación de Rusia. Los expertos más concienciados del cambio climático creen que esas reducciones son escasas, pero absolutamente necesarias.

Para poner en marcha ese sistema de reducción, las negociaciones entre países han sido a menudo desabridas y siempre duras. Se ha acordado que funcionen ciertos mecanismos, por ejemplo la compraventa de emisiones: si un país tiene en el plazo de cumplimiento menos emisiones de las que se le consiente, puede vender el porcentaje sobrante a otro país que no logre reducir lo que le corresponde.

También existe la Implementación Conjunta, por la que los países obligados cooperan repartiéndose la cantidad de ahorro gracias a las nuevas plantas, respecto a instalaciones más contaminantes. Otro mecanismo es el Desarrollo Limpio, por el que un país desarrollado coopera con otro que no esté obligado a controlar sus emisiones y el ahorro se le apunta al primero.

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