Estrategia: secuestros masivos
'Comandos' de terroristas chechenos han asaltado hospitales, teatros, 'ferries', aviones y edificios desde que se inició la guerra
Los secuestros masivos de rehenes por parte de terroristas chechenos y los asaltos a sangre y fuego de las fuerzas de seguridad rusas han dejado en los últimos 10 años, desde que comenzó la ofensiva sobre Chechenia en diciembre de 1994, cientos de víctimas civiles. Los objetivos han sido hospitales, pueblos, un teatro de Moscú o el colegio de Beslán. Las imágenes de los rehenes muertos junto a sus secuestradores se han repetido muchas veces, aunque el horror del teatro Dubrovka de Moscú ha sido incluso superado por las escenas de los niños saliendo, en medio del intenso tiroteo, desnudos, hambrientos y heridos del colegio de Osetia del Norte.
Cuando todavía se combatía en la República secesionista, en junio de 1995, unos 200 separatistas que se oponían a la presencia de tropas rusas en Grozni tomaron un edifico administrativo en Budyonnovsk, en el sur de Rusia, y luego, durante una semana, un hospital cercano con 1.500 civiles dentro, 150 de los cuales murieron en el asalto de las tropas federales, durante el que ni siquiera lograron liberar a los cautivos.
El caso más impactante fue la muerte de 129 rehenes en el teatro Dubrovka de Moscú
Éste fue prácticamente el único caso en que Moscú accedió a negociar y hasta permitió que los rebeldes chechenos escaparan junto a los rehenes: era la época de Boris Yeltsin y fue duramente criticado y acusado de blando. Desde entonces, el Kremlin se ha opuesto terminantemente a cualquier tipo de diálogo con los terorristas.
La escena del hospital se repitió en enero de 1996, cuando unos 250 terroristas tomaron otro centro sanitario, esta vez en Kizlyar, en Daguestán, con unos 3.000 rehenes en su interior. Tras liberar a la mayoría, los guerrilleros intentaron huir con varios secuestrados hacia Chechenia, pero fueron interceptados en la frontera por las tropas rusas. En aquel momento, la situación sufrió otra vuelta de tuerca cuando otro comando prochecheno, éste atrincherado en el mar Negro, secuestró un ferry con 255 pasajeros y amenazó con volarlo por los aires si Rusia no cesaba la ofensiva contra los rebeldes del hospital. Mientras el combate en la frontera culminaba tras cuatro días de ofensivas y varios rehenes muertos, el comando del mar Negro acabó por rendirse.
Pero el caso más impactante fue el que tuvo lugar en Moscú en octubre de 2002, cuando unas 900 personas que asistían a una función del teatro Dubrovka fueron secuestradas por 41 terroristas chechenos, de los cuales 19 eran mujeres. Con ellos, el Gobierno de Vladímir Putin adoptó la máxima dureza: los 41 rebeldes, así como 129 rehenes que aún estaban en su poder, murieron tras 57 horas de tensión, cuando las fuerzas rusas lanzaron un gas letal en el teatro, que luego asaltaron.
En la larga lista, aunque menos masivos, quedan actos terroristas como la toma de una escuela maternal en Vladikavkaz, en el Cáucaso, que dejó cuatro niños muertos tras la explosión de dos granadas; un avión Tupolev-154 secuestrado en 1991 con 178 personas a bordo y desviado a Ankara, si bien sus rehenes fueron luego liberados en Grozni. Se añaden la captura de cuatro ingenieros británicos, que fueron degollados en 1998, así como largos secuestros de trabajadores de organizaciones humanitarias en Chechenia.
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