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Reportaje:

La causa del Parkinson

Una científica española explica el fallo que afecta al 'sistema de reciclaje' de las neuronas

Las proteínas son las máquinas que hacen funcionar las células. Y los lisosomas, los puntos limpios que se encargan de reciclarlas. Sin el funcionamiento de estos orgánulos, la célula quedaría llena de proteínas que ya no son útiles. Y eso es lo que pasa en el Parkinson, según describe hoy un equipo de investigadores del Albert Einstein College de Nueva York dirigidos por la española Ana María Cuervo (revista Science, 27 de agosto).

De las proteínas relacionadas con el Parkinson, Cuervo y su equipo han estudiado las llamadas sinucleínas, explica la investigadora por teléfono desde Nueva York. Cuando la estructura de la proteína es la correcta, los lisosomas funcionan. Pero cuando la proteína muta, aparece la enfermedad.

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"La relación entre la sinucleína y el Parkinson ya se conocía. Lo que nosotros hemos hecho ha sido describir el proceso", explica Cuervo. La causa del deterioro está en que las proteínas mutadas no pueden ser recicladas por los lisosomas. Entonces las proteínas defectuosas se acumulan dentro de la célula.

El problema se extiende en cadena. Las sinucleínas bloquean los lisosomas, e impiden que otras proteínas se reciclen. Además, actúan como un chicle al que se pegan otras proteínas ya inservibles. El resultado son unas aglomeraciones que llenan las neuronas, lo que causa la muerte celular. Es como si una fábrica dejara de funcionar porque se llena de montones de materiales de desecho.

"Lo que hemos descubierto es cómo se forman los aglomerados [llamados cuerpos de Lewis] y por qué los lisosomas, que son los sistemas de limpieza celular, no funcionan", aclara la investigadora.

Este problema es común a las dos enfermedades neurodegenerativas más frecuentes, Alzheimer y el Parkinson. En el Alzheimer aparecen unos ovillos de proteínas llamadas tau en las neuronas. En el Parkinson, las aglomeraciones bloquean un tipo de neuronas implicadas en el movimiento. "Por eso las personas con Parkinson sufren temblores y falta de coordinación", dice Cuervo.

La investigación es un primer paso, insiste la investigadora, pero el descubrimiento abre puertas al abordaje de la enfermedad. "Si encontramos métodos de potenciar la labor de los lisosomas, se podrá evitar esta acumulación, lo que reduciría los síntomas del Parkinson", explica. "Pero eso no va a ocurrir mañana. Llevamos muchos años trabajando en los lisosomas y los mecanismos de eliminación. En nuestro grupo ya hemos desarrollado un ratón transgénico en el que es posible aumentar la actuación de los sistemas de eliminación. Ahora habrá que cruzarlo con otro en el que haya mutaciones de la sinucleína para ver si es capaz de controlar la aparición de los aglomerados. Todo ello va a llevar un par de años por lo menos", apunta.

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