Volkswagen exige a sus 103.000 empleados en Alemania que acepten congelar los salarios para contener costes
A tres semanas del inicio de las negociaciones sobre un nuevo convenio en Volkswagen, todas las cartas han sido puestas sobre la mesa: mientras el sindicato IG Metall solicita un aumento salarial del 4%, el grupo automovilístico pretende congelar durante dos años los sueldos de sus 103.000 trabajadores en Alemania occidental. "No tenemos ningún margen para aumentos salariales", sentenció ayer Peter Hartz, jefe de personal de Volkswagen y también inspirador de las reformas laborales que tantas protestas suscitan estos días en la mayor economía de la zona euro.
Tras los conflictos en Siemens y en DaimlerChrysler, donde los sindicatos acabaron por ceder, Alemania se prepara para una nueva puja laboral. No será fácil para el comité de empresa digerir el catálogo de recortes presentado ayer a los periodistas por Peter Hartz. Lo de la congelación salarial a lo largo de dos años es apenas un detalle. Volkswagen pretende también excluir de su convenio a todos los nuevos contratados, cuyas condiciones laborales a partir de 2005 se regirían por convenios sectoriales con un nivel de salarios hasta un 20% inferior.
Volkswagen, asimismo, quiere vincular hasta un 30% de las retribuciones, incluidas las pagas de Navidad, a la cuenta de resultados. Y reducir de 22 a 12 las categorías salariales e introducir un nuevo modelo demográfico para acumular horas trabajadas a lo largo de toda una vida laboral.
Todo ello para reducir en un 30% (de 6.800 millones de euros a 4.800 millones de euros) los costes laborales de Volkswagen en Alemania. La meta ya había sido planteada en julio pasado y Hartz volvió a reiterar ayer que ésta es la única manera de mantener en el país un total de 176.544 empleos (en esta cuenta se incluyen los puestos de trabajo en las fábricas del Este del país, donde rigen otros convenios).
Siempre según el jefe de personal, los actuales costes laborales de Volkswagen en Alemania superan en un 80% a los de Europa del Este y en un 11% a los de los competidores alemanes. Fuertemente presionado por factores como las guerras de descuento y la apreciación del euro, Volkswagen, recientemente, tuvo que reducir su estimación de beneficios operativos para este año en un 24%, hasta 1.900 millones de euros.
El comité de empresa, hasta ahora, había dejado claro que es consciente de la crisis por la que atraviesa la compañía, y había dejado entrever que estaría dispuesto a algún recorte a cambio de la garantía de que todos los puestos de trabajo alemanes se mantengan al menos diez años. Hartz se negó ayer a dar esta promesa. "Si la dirección mantiene sus exageradas peticiones, serán unas negociaciones muy conflictivas", advirtió un dirigente sindical.
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