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Brasil fracasa en su intento de integrar a Cuba

México, Chile y Uruguay frenan la entrada del Gobierno de La Habana en el Grupo de Río

Juan Arias

Brasil ha perdido la batalla diplomática para conseguir que Cuba se integre en el Grupo de Río, formado por 19 países de América Latina más un representante del Caribe, cuyos ministros de Exteriores se reunieron estos días en Brasilia. A la petición hecha por el canciller de Brasil, Celso Amorim, de permitir que Cuba participe más activamente en la "familia latinoamericana", se opusieron México, Chile, Uruguay, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica.

Según informaciones publicadas por la prensa brasileña, los motivos alegados para rechazar la petición de Brasil, que había cogido de sorpresa a los otros países, han sido que Cuba "no es un país democrático" y que, por tanto, su integración en el Grupo "sería vista como una decisión conflictiva".

El Ministro brasileño de Exteriores reconoció que no hubo consenso porque se trataba de un "tema sensible" para el que serán necesarias nuevas consultas. Brasil, que no es un país al que gusten las polémicas, aceptó la voluntad de la mayoría por considerar que "no se podía forzar el consenso", según afirmó el propio Amorim.

Algunos analistas políticos consideran, sin embargo, que Estados Unidos, que había presionado ya en 1962 para sacar a Cuba de la Organización de Estados Americanos (OEA), difícilmente iba a aceptar que Cuba entrara en el Grupo de Río. El canciller brasileño esperaba que el Gobierno de La Habana pudiera ser aceptado en el foro latinoamericano el próximo noviembre, cuando la próxima reunión de los 19 ministros de Exteriores se celebre en Río de Janeiro.

Brasil, cuya política diplomática actúa a largo plazo, va a seguir, según informaciones recogidas por este diario en los ambientes de Itamaraty, trabajando entre bastidores para que Cuba no se quede aislada en el contexto de América Latina, a la espera de que en la isla caribeña cambien las cosas.

El presidente Luiz Inácio Lula da Silva, que respalda totalmente al ministro Amorim en su política de integración de América Latina y el Caribe, nunca ha ocultado, ni siquiera ante las críticas de algunos sectores más conservadores en política exterior, tanto su simpatía personal por Fidel Castro y por Hugo Chávez, como su propio esfuerzo para sacar a Cuba del ostracismo político, convencido como está de que antes o después se establecerá en aquel país un régimen más democrático. Y en este momento, Brasil quiere jugarse todas sus cartas para abrir con Cuba todos los canales de colaboración, tanto económica como cultural. Como Lula ha afirmado más de una vez, no es una casualidad que Cuba y sus habitantes son lo más parecido a lo que de Brasil más se admira en el exterior, desde la música a la alegría de sus gentes.

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Por otra parte, el Partido de los Trabajadores (PT), partido mayoritario del Gobierno Lula, siempre mantuvo con Cuba relaciones privilegiadas. En Cuba se refugiaron durante la dictadura militar muchos de los jóvenes militantes de izquierdas de entonces, que hoy constituyen lo que suele llamarse "el núcleo duro" del Gobierno Lula, y que continúan manteniendo con la isla caribeña relaciones no sólo políticas, sino de afecto personal. En Cuba pasan sus vacaciones una buena parte de los líderes del PT y no pocos de los ministros de Lula.

Este año, Brasil ocupa la secretaría pro tempore del Grupo de Río, que fue fundado en 1986 y cuyo objetivo primordial es la consolidación de la democracia en América Latina a partir del desarrollo económico y social.

De izquierda a derecha, los ministros de Exteriores de Perú, Brasil y Argentina, el pasado jueves  en Brasilia.
De izquierda a derecha, los ministros de Exteriores de Perú, Brasil y Argentina, el pasado jueves en Brasilia.EFE

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