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Unos 1.500 presos palestinos en Israel inician una huelga de hambre

Unos 1.500 palestinos, de los 3.800 presos "de seguridad" recluidos en cárceles israelíes, comenzaron ayer una huelga de hambre "a muerte" para protestar por sus condiciones de detención, calificadas por algunos activistas de derechos humanos como "peores que en la prisión iraquí de Abu Ghraib". La huelga de hambre tiene por objeto mejorar las condiciones de estos prisioneros, que plantean 57 demandas a los responsables de prisiones. Y que mañana, coincidiendo con la "jornada del prisionero palestino", podría ser secundada por el resto de centros carcelarios y alcanzar la suma de 7.000 presos.

Entre las demandas figura recuperar algunos de los beneficios que existían hasta hace un año, fecha en la que Yaacov Ganot se hizo cargo del Servicio de Prisiones de Israel (SPI), y con cuya llegada la situación de estos prisioneros empeoró sustancialmente. Ganot eliminó, entre otras cosas, la posibilidad de utilizar los teléfonos públicos o móviles por considerarlos herramientas empleadas "para ordenar la ejecución de atentados" a militantes que están libres. Además, impuso una mampara de cristal en los encuentros con las familias para evitar la introducción de objetos o teléfonos posteriormente usados en ataques, a la vez que incrementó el número de inspecciones a destiempo en las celdas o los cacheos corporales, cuando los presos están desnudos.

Condiciones más duras

Este plante de los presos no sentó nada bien a las autoridades de prisiones israelíes, que ayer se afanaron en sacar radios y televisiones de las celdas, prohibieron la venta de cigarrillos, no distribuyeron los periódicos y cancelaron las visitas hasta nueva orden. Además, dejaron claro a los reos que estas ventajas no podrán ser recobradas al final de la huelga. "En lo que a mí respecta, pueden hacer la huelga por un día, una semana, un mes o incluso morirse de hambre", señaló Tsaji Hanegbi, ministro israelí de Seguridad Interior, que acordó con el primer ministro, Ariel Sharon, no ceder ante las peticiones de los presos.

Desde septiembre del año 2000, fecha en la que se inició la segunda Intifada, el número de "presos de seguridad", es decir, por delitos relacionados con la seguridad del Estado, pasó de 802 a 3.800. Presos que para Israel son "terroristas" y son sometidos a la legislación criminal, mientras que para los palestinos y los activistas de derechos humanos son "prisioneros de guerra" y se les debe aplicar el trato que prevé la IV Convención de Ginebra.

Mientras tanto, sobre el terreno, un palestino moría de un balazo cerca de la puerta de Damasco, en la ciudad vieja de Jerusalén, después de haber acuchillado a un soldado, cuyo estado es de gravedad moderada. Y en un puesto de control entre Nablús y Tulkarem un adolescente de 14 años fue apresado con 900 balas en una bolsa.

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