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Medio Ambiente coloca trampas en poblaciones del Pirineo para seguir el rastro de los osos pardos

Técnicos del Departamento de Medio Ambiente de la Generalitat colocaron la semana pasada varias trampas en el Pirineo leridano para seguir el rastro de los osos pardos que deambulan por las montañas y de esta manera poder elaborar un censo fiable de estos animales desde su reintroducción. El seguimiento de estos plantígrados no está resultando una tarea fácil desde que se liberaron los primeros ejemplares en territorio francés hace ocho años, dentro del programa Life de la Unión Europea.

Este sistema de trampas, que no tiene como objetivo capturar a los osos, sino detectar su paso, se mantendrá al menos durante dos años. Una veintena de trampas han sido situadas en parajes boscosos del norte de la comarca del Pallars Sobirà, una de las más frecuentadas por los animales.

Los agentes forestales controlarán quincenalmente los dispositivos para comprobar si algún ejemplar ha dejado pelos al arrimarse a las trampas. Si se detectara la presencia de un oso en la zona, entonces se instalarían cámaras fotográficas automáticas.

Desde el primer momento, el programa de repoblación de la especie en el Pirineo ha provocado un fuerte rechazo entre los habitantes de la zona, especialmente entre los ganaderos, ya que consideran que los osos son un peligro para sus rebaños. Esos temores se han confirmado en varias ocasiones, cuando la Generalitat ha tenido que indemnizar a los dueños de ganado atacado por un oso.

El oso pardo se caracteriza por una gran movilidad, lo que le permite efectuar largos recorridos para aparearse o en busca de comida durante el periodo que no hiberna. La pasada primavera, el oso Pyros, de unos 17 años de edad, abandonó el sur de Francia, donde había hibernado, y se desplazó hasta la comarca del Pallars Jussà, donde devoró a un ternero de una granja de Castellnou de Avellano. De la res sólo quedaron la piel y los huesos.

En la actualidad, en el Pirineo de Lleida deambulan cuatro osos, el macho Pyros y tres hembras, Giba, Caramelles y una tercera sin identificar, que periódicamente causan sobresaltos a los ganaderos y a los buscadores de setas. Los técnicos de Medio Ambiente estiman que en ambas vertientes fronterizas puede haber 13 ejemplares, un número insuficiente para garantizar la continuidad de la especie en el Pirineo.

La presencia de un ejemplar en Sarroca de Bellera, en la zona prepirenaica, está originando inquietud entre los vecinos porque temen nuevos ataques a los rebaños. El alcalde del municipio, Josep Ramon Lloret, confirmó ayer que los forestales buscan huellas de la presencia del plantígrado, posiblemente Pyros. "Sabemos que ha estado por aquí porque el pasado mes de abril fue avistado por un buscador de setas y a los pocos días los técnicos de Medio Ambiente le atribuyeron el ataque a un ternero. No es normal que se mueva por cotas tan bajas y por eso los ganaderos estamos preocupados. Dicen que no ataca a los animales, pero si no encuentra comida puede hacer daño", explicó Lloret.

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