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Ciencia recreativa
Columna
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Las palomas no pagan peaje

Javier Sampedro

La Biblia atribuye a Noé la invención de la paloma mensajera. Con el arca a la deriva, en pleno diluvio universal, el patriarca soltó a una paloma de las que llevaba en su colección zoológica y, cuando el pájaro volvió con una rama de olivo en el pico, Noé supo que había encontrado tierra firme. Los romanos utilizaron palomas para difundir los resultados de las carreras de cuádrigas, y el Gengis Jan plagó Asia de palomares para construir uno de los primeros sistemas militares de comunicación aérea. Los prusianos entrenaron halcones para interceptar a las palomas francesas durante el asedio de París, y en 1849 Paul Julius Reuter fundó la agencia de noticias que lleva su nombre sobre dos pilares imbatibles: la telegrafía eléctrica y las palomas mensajeras. Sus usos recientes incluyen el tráfico de heroína -a razón de 10 gramos por pájaro- entre Pakistán y Afganistán.

Los expertos llevan siglos discutiendo cómo es posible que las palomas aprendan a orientarse de una manera tan precisa. Unos creen que usan los campos magnéticos terrestres, otros lo atribuyen a su fino sentido del olfato y otros a algún sistema de pilotaje óptico. Giacomo Dell'Omo, de la Universidad de Zúrich, ha adosado ahora unos pequeños dispositivos GPS, de localización por satélite, a las espaldas de 34 palomas para aclarar el asunto (Current Biology, 27 de julio ). Ha soltado a sus aves desde 14 sitios distintos del oeste italiano y han seguido sus trayectorias, de 30 o 40 kilómetros, hasta el palomar central, situado en Testa di Lepre, a 20 kilómetros de Roma. El GPS calcula su posición cada segundo, y con un error de sólo seis metros.

Tomemos, por ejemplo, las palomas que salen de Santa Severa, en el noroeste. De 72 trayectorias registradas, sólo 10 intentaron seguir la ruta más corta hacia Testa di Lepre. La mayoría de las palomas empezaron su viaje en una dirección diferente: siguiendo la autopista SS Aurelia, paralela a la costa. Al llegar a Cerenova, la mayoría siguió fiel a la SS Aurelia, pero unas cuantas se desviaron por la vía del tren, que diverge de la autopista en ese punto. Entre las que habían seguido por la SS Aurelia, algunas se desviaron a los 10 kilómetros, pero sólo para tomar la autovía A-12. Casi todas las trayectorias de las palomas convergen unos kilómetros más adelante, y la razón es que allí también convergen la SS Aurelia, la autovía A-12 y la vía del tren. En total, las palomas siguieron fielmente las autovías durante un promedio de 16 kilómetros, más de la mitad de la distancia entre Santa Severa y Testa de Lepre. ¿Que cómo se orientan las palomas? Pues cómo va a ser, con la guía Campsa.

Lo más sangrante es que, si uno echa un vistazo al mapa de los alrededores de Roma, se da cuenta de que las palomas podían haber seguido perfectamente una pista natural, la línea de costa, con similares resultados. Pese a ello, las aves prefirieron sistemáticamente utilizar las autopistas, o como mucho la vía del tren. No les vale cualquier autovía: tienen debilidad por las de cuatro carriles o más. Y, como cualquier conductor que se dirija a Testa de Lepre, abandonan la SS Aurelia por la salida 22.

La palomas evolucionaron en un mundo sin autopistas, así que cabe suponer que su pasión por el asfalto es un comportamiento aprendido, y así lo confirma Dell'Omo. Si la misma paloma hace el mismo trayecto seis veces, su grado de fidelidad a la red de autopistas va aumentando una vez tras otra. Esto incluye el uso de la salida 22: al principio, algunas aves se la dejan escapar, pero después no fallan en tomarla. Sólo parece haber una solución a todo esto: cobrarles el peaje.

LLUIS F. SANZ

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