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Saturación en las urgencias de los grandes hospitales pese al verano

Un paciente espera 36 horas en el Gregorio Marañón para su ingreso

Oriol Güell

Ni la llegada de las vacaciones ni el Plan de Urgencias y Emergencias, anunciado por la Consejería de Sanidad hace dos meses, han liberado a los grandes hospitales públicos de la saturación en sus urgencias. Algunos pacientes han esperado casi dos días en los pasillos del Gregorio Marañón una cama libre en la que ser ingresados, situación parecida a la que han vivido el Clínico y La Paz en las dos últimas semanas.

Tres de los cuatro mayores hospitales de la región, el Clínico, el Gregorio Marañón y La Paz, dotados con más de 1.000 camas cada uno, atienden estos días las mismas urgencias que en el resto del año.

El Gregorio Marañón atendió el pasado lunes casi 700 urgencias, según admite el hospital, que añadió que en los tres últimos días esta cifra se redujo hasta las 450. Un portavoz de UGT explicó que "superar las 650 urgencias es algo que sólo sucede tres o cuatro días al año". Las urgencias del Clínico se mantienen estos días por encima de los 425 ingresos, superando en algunos casos las 450. Un portavoz del Clínico explicó que el centro ha notado un ligero "descenso del 3%" en los ingresos respecto a 2003. El hospital de La Paz, según el sindicato Satse, soporta cifras similares.

Esta elevada presión asistencial se suma al cierre previsto de camas por vacaciones, que en agosto supone la pérdida de entre el 15% y el 25% de las habituales. El Gregorio Marañón tiene cerradas 200 de sus 1.100 camas del hospital general, mientras el Clínico ha clausurado 265 de 1.012.

"Como siempre, las urgencias son las que salen peor paradas de esta situación. Si se cierran camas y vienen los mismos pacientes, las urgencias se saturan y los enfermos esperan en los pasillos", critica UGT.

Joaquín C. Bonilla, un paciente de las urgencias de traumatología del Gregorio Marañón, es una de las víctimas de la situación. "Ingresé ayer a las nueve de la mañana [por el miércoles] por una complicación en una fractura. Llevo desde entonces esperando a que quede una cama libre", se quejó a las 19.30 de ayer. Finalmente, Bonilla ingresó en una habitación pasadas las nueve de la noche.

La saturación en los pasillos de los tres hospitales, de forma intermitente, se ha repetido durante las dos últimas semanas, con cifras entre los 10 y los 30 enfermos -la diferencia radica entre las cifras denunciadas por UGT y las admitidas por los hospitales- esperando cada mañana una cama libre.

Los centros admiten que "la presión asistencial es mayor de la prevista", y el Clínico y el Gregorio Marañón han reabierto camas para hacer frente a la situación. "Sanidad debe tomar nota de lo que ocurre", comentan desde UGT. "Hace dos meses que entró en vigor el Plan de Urgencias para reducir los ingresos en los hospitales, y parece que no funciona. Y un año más, el cierre de camas en verano es excesivo", añade UGT.

El Plan de Urgencias y Emergencias, firmado por Sanidad y los sindicatos el pasado 25 de mayo, quiere disminuir las urgencias atendidas en los hospitales al crear una red de 74 servicios de urgencias en los centros de salud que liberen a los hospitales de los casos menos graves. Un portavoz de Sanidad explicó ayer que "el Plan de Urgencias necesita tiempo para que se noten sus efectos, ya que implica un cambio cultural para que mucha gente deje de acudir a los hospitales como primera opción cuando sufre dolencias que serán atendidas mejor en los centros de salud".

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Sobre la firma

Oriol Güell
Redactor de temas sanitarios, área a la que ha dedicado la mitad de los más de 20 años que lleva en EL PAÍS. También ha formado parte del equipo de investigación del diario y escribió con Luís Montes el libro ‘El caso Leganés’. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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