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El mensajero de los dioses que surca veloz el cielo nocturno

Mercurio era conocido ya en la antigüedad pero los científicos saben ahora que se desconocen muchas más cosas que las que se conocen de él. En la mitología griega Mercurio era el rápido mensajero de los dioses, debido a que se mueve rápidamente por el cielo nocturno. En la astronomía moderna es el segundo planeta más pequeño y más desconocido del Sistema Solar (después de Plutón) y el más cercano al Sol, al que orbita a 58 millones de kilómetros, una distancia dos tercios menor que la de la Tierra al Sol. Rota tan lentamente sobre su eje y tan rápidamente alrededor del Sol que su día (176 días terrestres) es dos veces más largo que su año (88 días terrestres).

Geológicamente Mercurio es un gran desconocido. Se sabe que es el planeta más denso del sistema solar, que su núcleo de hierro es mucho más grande que el terrestre proporcionalmente y que tiene campo magnético como la Tierra. De su atmósfera se conoce que es muy ligera. La nave Messenger que ayer partió para explorarlo pretende, entre otras cosas, saber el por qué de la alta densidad, la tenue atmósfera y el débil campo magnético, así como verificar si los depósitos cercanos a los polos detectados con radar desde la Tierra corresponden a hielo de agua, como creen muchos científicos.

Además, la sonda permitirá investigar la causa de la presencia de grandes planicies en una superficie marcada por los impactos, como el cráter de Caloris, de un tamaño ligeramente superior al de la Península Ibérica. La causa del campo magnético de Mercurio es una de las grandes incógnitas debido a que por su tamaño, menor que el de la Tierra, su núcleo debe ser sólido.

Instrumentos

La nave Messenger lleva siete instrumentos científicos a bordo para fotografiar y filmar toda su superficie, hacer el levantamiento topográfico, determinar la composición mineralógica, investigar su tenue atmósfera y la magnetosfera y tomar datos del interior, tanto de la corteza como del núcleo para poder conocer la historia geológica del planeta. Esta fase de la misión se realizará durante un año terrestre.

La misión tiene un coste total de 354 millones de euros, incluido el lanzamiento a bordo de un cohete Delta 2 y la fase de adquisición y análisis de datos.

De la operación de la nave se responsabiliza, por encargo de la NASA, el Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad John Hopkins, que también ha diseñado y construido la nave. Los instrumentos científicos han sido desarrollados por varias instituciones estadounidenses -incluido el Centro de Vuelo Espaciales Goddard de la NASA-, así como universidades y laboratorios de ese país.

La Messenger mide 1,42 metros de alto, 1,85 de ancho y 1,27 de fondo y es la séptima misión del programa Discovery de la NASA, que desarrolla misiones de exploración científica de bajo coste.

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