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Bush centraliza los servicios de seguridad de EE UU en una agencia nacional antiterrorista

El presidente crea el cargo de director de inteligencia como propuso la comisión del 11-S

La Casa Blanca tomó ayer las riendas del debate sobre la seguridad al respaldar las recomendaciones de la comisión que investigó los atentados del 11 de septiembre. El presidente, George W. Bush, apoyó la creación de un director de inteligencia y de un centro nacional antiterrorista hacia el que convergería la tarea de las agencias de seguridad. Pero dijo que para garantizar su autonomía, el puesto debería ser independiente de la Casa Blanca. Bush saltó a escena un día después de activarse el código de alerta naranja en centros financieros de Nueva York y Washington.

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"Somos una nación en peligro", dijo a la vez que explicó que "elevar el nivel de alerta es un serio y triste recordatorio de la amenaza a la que seguimos haciendo frente". A esto se le suman las críticas que desde la semana pasada le está lanzando su rival en la carrera presidencial, el demócrata John Kerry, que acusa a la Casa Blanca de actuar con tres años de retraso a la hora de proteger a los ciudadanos estadounidenses frente al terror.

"Hemos hecho mucho desde los ataques del 11-S", manifestó Bush en respuesta a las declaraciones de Kerry y en este sentido explicó que las medidas que se van a adoptar basándose en las recomendaciones de la comisión son "pasos adicionales" en esa dirección. En respuesta al informe, Bush respaldó la creación de un Centro Nacional contra el Terrorismo, hacia el que convergerá la información del resto de los servicios inteligencia y espionaje del país, y de un director de inteligencia que será designado por el presidente de Estados Unidos, con el consentimiento del Congreso y el Senado.

Pero introduce un matiz al considerar que el puesto debe estar al margen de la Casa Blanca para preservar su independencia y autonomía. En este punto, George Bush choca abiertamente con la opinión de su oponente John Kerry, quien considera que ese puesto debe formar parte del gabinete del presidente. "Yo no lo creo así", remachó Bush. La CIA, por su parte, seguirá operando como una agencia separada.

El Congreso estadounidense inició el pasado viernes las comparecencias para evaluar las recomendaciones de la comisión del 11-S y acelerar los trabajos durante el parón estival con el objetivo de poder presentar propuestas legislativas para la reforma de los servicios de inteligencia a comienzos de octubre. Bush pidió que se unifiquen los distintos comités existentes para que puedan tomar decisiones con diligencia y terminar con los solapamientos actuales.

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Entretanto, en la calle, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial en Washington, Wall Street y el rascacielos de Citigroup en Nueva York, así como la sede del grupo financiero Prudential en Newark, en el vecino Estado de Nueva Jersey, amanecieron ayer rodeadas de visibles medidas de seguridad después de que los citados edificios fueran identificados como posibles objetivos de ataques terroristas suicidas.

Los controles en los puntos de acceso a la ciudad de Nueva York empezaron a reforzarse durante la noche del domingo. En Newark, la sede de Prudential amanecía rodeada por una amplia barricada y con una intimidante presencia de las fuerzas de seguridad. También había agentes en la sede de Citigroup en Manhattan.

En el caso del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial se da la circunstancia de que las dos instituciones están situadas a apenas dos manzanas del complejo de la Casa Blanca. Por ello se decidió incrementar la presencia policial en la zona.

Los servicios de inteligencia aseguran que la red terrorista de Al Qaeda estaría planeando cometer un ataque de gran escala en EE UU para minar el proceso democrático. En este sentido, señalan que recientemente se capturó en Pakistán a un individuo vinculado a la organización que dirige Osama Bin Laden que les informó de estas intenciones. "La información es alarmantemente específica y procede de múltiples fuentes", reiteró el responsable del Departamento de Seguridad Interior, Tom Ridge.

Es ese grado de detalle lo que, según los analistas políticos, da más credibilidad ahora a la alerta. Pero los fallos detectados en el pasado en las pruebas recabadas por los servicios de inteligencia para justificar la intervención militar de Estados Unidos en Irak refuerzan las dudas sobre la medida y muchos analistas indican que podría tratarse de una estrategia para quitar atención mediática al rival de Bush a la Casa Blanca, John Kerry, cuando apenas faltan 100 días para las elecciones de noviembre. Y no fueron pocos los empleados que se quejaban por los inconvenientes, aunque la mayoría se mostró comprensiva.

Policías neoyorquinos patrullan junto a la Bolsa de Wall Street, uno de los edificios en los que se ha elevado la alerta antiterrorista.
Policías neoyorquinos patrullan junto a la Bolsa de Wall Street, uno de los edificios en los que se ha elevado la alerta antiterrorista.REUTERS

La pista paquistaní

Los servicios de inteligencia de EE UU decidieron la elevación del nivel de la amenaza terrorista en los centros financieros de Nueva York, Washington y Newark tras la detención de Mohammad Naeem Noor Jar, uno de los miembros de la red terrorista Al Qaeda capturado recientemente en Pakistán. El presunto terrorista, también conocido como Abu Talha, tenía documentación detallada sobre los sistemas de vigilancia en cinco instituciones financieras. Al parecer, esa información precisa sobre los puntos vulnerables de los edificios, sobre cómo puede contactarse a los empleados en las instituciones, detalles sobre los movimientos del personal y el tráfico de vehículos, así como la localización de los departamentos de policía más próximos.

Los servicios de espionaje han asegurado que no habían visto una información tan detallada en las últimas dos décadas. Pero no pueden decir aún si esos datos fueron recabados antes o después de los atentados del 11-S en Nueva York y Washington. Según diversas fuentes de los servicios de inteligencia, los planes harían referencia a otros objetivos en Estados Unidos y Reino Unido.

La información se completa con los datos encontrados en el ordenador personal de Ahmed Jalfan Ghailani, detenido el pasado 25 de julio en Pakistán, en el que se encontraron mensajes electrónicos sospechosos de contener planes de un ataque precisos. El Departamento de Seguridad Interior de EE UU ha destacado la colaboración de Pakistán en la investigación.

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