Bush elige a John Negroponte para coordinar todos los servicios de inteligencia de EE UU

El presidente estadounidense George W. Bush ha nombrado hoy a John Negroponte, actual embajador en Irak, director nacional de inteligencia, una especie de super-jefe de los servicios de inteligencia. Negroponte tendrá que ocuparse del organismo creado a instancias de la comisión que investigó en el Congreso los atentados del 11-S y que abogaba por una mayor coordinación de las múltiples agencias de inteligencia existentes en EE UU.

"La responsabilidad del director [nacional de inteligencia] es clara y exigente. John se asegurará de que aquellos cuyo deber es defender América tengan la información que necesitan para tomar las decisiones correctas", ha dicho Bush en el breve acto en el que, junto a Negroponte, ha desvelado su elección. El elegido ha dicho que es "un honor" ser seleccionado para desarrollar una "tarea crítica para la seguridad y para prevenir el terrorismo internacional".

El trabajo de Negroponte, que deberá ser ratificado por el Senado, será duro. Para empezar, tendrá que coordinar los trabajos de las 15 agencias de inteligencia existentes en el país, incluyendo la CIA, cuyo director, hasta ahora casi intocable, tendrá que mantenerle al corriente de sus actividades. Como ha dicho Bush, el papel del nuevo director será el de "dirigir una comunidad [de inteligencia] unificada y será el principal consejero del presidente en materia de inteligencia. Podrá recoger información, se asegurará de que las distintas agencias compartan la información y establecerá normas comunes para los miembros de los servicios de inteligencia". De hecho, no sólo el director de la CIA, sino los de todas las agencias, tendrán que rendirle cuentas. A su vez, Negroponte tendrá que informar diariamente al presidente. También tendrá, según ha dicho Bush, la "responsabilidad de determinar los presupuestos anuales para todas las agencias y oficinas de inteligencia del país y decidir cómo se gastan esos fondos".

Tras el 11-S

No obstante, poco más se conoce del trabajo que deberá desarrollar el director de inteligencia y han surgido críticas por la escasa definición del puesto, algo que ya sucedió con el de Consejero de Seguridad Nacional, concebido para ser un zar antiterrorista y que no cuenta con unas funciones precisas, lo que le ha restado eficacia.

Negroponte tendrá que liderar la remodelación de los servicios de inteligencia estadounidenses, que quedaron en una difícil situación tras los atentados del 11-S, que no fueron capaces de impedir pese a los numerosos indicios previos que llegaron a acumular. Fue precisamente la falta de coordinación de todos esos datos lo que puso de manifiesto la comisión independiente, formada por republicanos y demócratas, que investigó los atentados en el Congreso. El Congreso aprobó en diciembre la mayor reforma de los servicios de inteligencia realizada desde la Segunda Guerra Mundial, adoptando la mayor parte de las recomendaciones de la comisión del 11-S.

Negroponte, que no estaba en las quinielas de nombres que se manejaban para este puesto, tendrá como segundo de a bordo al general Michael Hayden, actual director de la Agencia Nacional de Seguridad.