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Entrevista:IÑAKI PIÑUEL | Psicólogo del trabajo y profesor universitario

"El entorno laboral tóxico es una de las causas de separación"

Iñaki Piñuel (Madrid, 1965), psicólogo del trabajo y de la organización y profesor de la Universidad de Alcalá de Henares, es experto en el estudio del mobbing o acoso moral en el trabajo. Acaba de publicar Neomanagement. Jefes tóxicos y sus víctimas (Editorial, El País Aguilar) donde arremete contra el actual sistema de relaciones laborales. Piñuel responde a las preguntas por teléfono desde Madrid

Pregunta. ¿Qué es un jefe tóxico?

Respuesta. Todo aquel que utiliza el poder para fines personales, que no produce eficacia ni ventajas en la organización y, por el contrario, causa a su alrededor una inmensa destrucción.

P. ¿Responde al perfil del que practica mobbing?

R. No siempre. En aquellos lugares donde se practica el mobbing hay una serie de características de entorno comunes. Las hemos recogido bajo un término de nueva creación que denominamos neomanagement. Es una nueva forma de dirigir o de gestionar las empresas; sus protagonistas son los jefes tóxicos, por un lado, y las organizaciones, que también hemos denominado tóxicas. Esto significa que en torno a un directivo narcisista, paranoide o psicópata se va configurando una organización que repite las características de esos jefes.

P. Las víctimas, los trabajadores, ¿tienen alguna responsabilidad? En su libro dice que no hacen nada, que "tragan" con todo.

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R. El miedo a engrosar las listas del paro justifica la sumisión. Cuando los trabajadores reclaman se les dice eso tan frecuente de "si no estás de acuerdo, ya sabes donde tienes la puerta porque hay cien mil esperando". Ello explica porque esos desmanes son tolerados y se da eso que yo llamo en el libro "el silencio de los corderos", que son los trabajadores que periódicamente son sacrificados mediante la reestructuración de plantillas o son víctimas del estrés o incluso de mobbing. Sufren todos los males en el silencio y desasistencia. El trabajador vive su trabajo todos los días como aquel que ingresa en un campo de concentración y sin poder contar con la solidaridad de otros compañeros que sufren lo mismo porque en esos entornos tóxicos se desarrolla lo que llamo el pacto de mutua indiferencia.

P. ¿Se pude hacer algo?

R. Se explica que no hay otra forma de hacer pero es radicalmente falso, ya que está demostrado que las formas no tóxicas de organizar el trabajo son las que presentan mejores resultados a largo plazo.

P. Entonces, ¿por qué las empresas no adoptan este otro modelo?

R. Porque juegan a corto plazo pero generando la destrucción de los trabajadores y de los recursos humanos a medio y largo plazo. No les importa porque consideran al trabajador un objeto de usar y tirar. Por otro lado, cuando un trabajador enferma o se queda incapacitado es la sociedad y la familia las que carga con el gasto.

P. ¿Cómo afecta a la vida personal y familiar del trabajador?

R. Antiguamente, los problemas de casa se llevaban al trabajo. Actualmente, es lo contrario ya que la mayor parte del tiempo estamos trabajando. Las primeras manifestaciones de los jefes y organizaciones tóxicas se van a producir en el ámbito familiar del trabajador con un cansancio crónico. Llega a casa agotado y se transforma en frustración, en conflictos e incidentes con la propia pareja o se canaliza como agresividad hacia la pareja y los hijos. En mi opinión, este tipo de entorno laboral es una de las principales causas de que hoy en día una de cada dos parejas termine separándose. Es verdad que la sociedad es cada vez más conflictiva pero buena parte de la conflictividad familiar se origina porque se trasladan los problemas del trabajo a casa.

P. ¿No es contradictorio que mientras buscamos mejorar nuestra calidad de vida es en el trabajo donde sufrimos esas situaciones que son una barrera para encontrar la felicidad?

R. El trabajo puede ser una fuente de satisfacción personal, no es una condena bíblica. Lo que hace de esos trabajos lugares tóxicos son las relaciones humanas que contaminan esa realización personal hasta producir amargura, desesperación y en muchos casos la destrucción de la salud.

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